Femicidio en El Tipal: un ejemplo de que la violencia de género atraviesa todos los estratos sociales

Sociedad10/08/2023InformateSaltaInformateSalta
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Como sucedió en Córdoba con el caso Nora Dalmasso, el asesinato de Mercedes Kvedaras, que guarda algunas similitudes, fue un “golpe” a la sociedad, en especial a un sector que se presumía ajeno a un flagelo que no conoce de clases sociales.

Si bien Salta se encuentra en un estado de “Emergencia Pública en Materia Social por Violencia de Género” desde hace prácticamente nueve años, con un promedio de entre 13 y 15 femicidios por año, estos hechos siempre tuvieron como escenario sectores medio y bajo de la sociedad, hasta el viernes pasado.

La noticia del hallazgo del cadáver de Mercedes Kvedaras, de 37 años y madre de tres hijos menores, sumado al rescate de su marido, José Eduardo Figueroa, aún con vida, dentro de un barrio privado ubicado en San Lorenzo, causó un impacto inesperado para todos los salteños, pues nadie podía imaginar que un hecho de esta naturaleza podía alcanzar a dos familias que lo tenían todo, al menos, eso se creía.

La conmoción, que creció con los detalles macabros que comenzaron a filtrarse, le dio paso a una infinidad de interrogantes, todos dirigidos a buscar explicación a un hecho tan violento y, sobretodo, dentro de un barrio privado, una locación que ocupó un lugar especial en los titulares del caso.


figueroa el tipalFemicidio en El Tipal: Figueroa "lloraba en todo momento y no quería comer"


Y no era para menos, pues el crimen de Kvedaras se trata del primer femicidio registrado un barrio privado en Salta, un club de campo fundado en 1992 con 300 hectáreas adquiridas al Ejército Argentino, en las que se construyeron 300 chalets.

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No menor es el hecho de que el protagonista principal de este asesinato es hijo del fundador del country, un joven abogado que tenía un futuro prometedor, conocido en la ciudad judicial por sus colegas, quienes fueron los primeros en mostrarse sorprendidos, pues todos tenían a Figueroa como un letrado que, para nada, daba señales de cometer un homicidio tan atroz.

Algunos que lo conocieron de la facultad dijeron que “era un tipo tranquilo”, que lo “tenía todo”, autos, viajes y una vida de lujo. Ninguno dejó trascender alguna duda respecto a su conducta, la que puertas adentro del hogar, evidentemente, no era la que se percibía desde el exterior.

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