El triunfo electoral de Javier Milei, quien asumirá la Presidencia de la Nación el próximo 10 de diciembre, produjo un cimbronazo financiero, que vino acompañado de un impactante retroceso de de los precios de los dólares alternativos que se pactan por fuera del control de capitales oficial.
Tanto el dólar libre como las paridades bursátiles del “contado con liquidación” y el dólar MEP atraviesan la sexta sesión de negocios seguida con precios en baja. Este jueves, la cotización “blue” resta 30 pesos o un 3,2% este jueves, a 895 pesos para la venta, su precio más bajo desde el 8 de noviembre, cuando estuvo operado a 890 pesos.
La divisa en el mercado informal registra un retroceso de 25 pesos o un 2,7% a lo largo de noviembre -comenzó el mes a 920 pesos-, una caída que se magnifica si se toma en cuenta la elevada inflación del período, que superaría holgadamente el 10 por ciento. De esta forma. el dólar libre queda más alineado con los bursátiles, que también son negociados por debajo de los 900 pesos.
¿Por qué se desploman los dólares alternativos?
1) Adiós a la dolarización. Las dificultades para trasladar toda la liquidez de la economía a dólares, un proyecto que pregonó el propio Milei durante la campaña, desplazó de la agenda esta alternativa. Una continuidad del “cepo”, al menos en los primeros meses del nuevo Gobierno, descomprimió la expectativa por un salto disruptivo del dólar oficial, junto con una unificación inmediata del tipo de cambio.
2) Oferta de exportadores. A partir del 21 de noviembre el Gobierno dispuso a través del Decreto 597 que los exportadores liquiden sus ventas al exterior en un 50% a través del mercado mayorista y otro 50% a través del dólar “contado con liquidación”. La iniciativa, que eleva a la zona de $600 el tipo de cambio para estas operaciones, le inyectó una oferta extra a los dólares bursátiles que ayuda a la tendencia bajista de las cotizaciones. Esto confirma que los distintos mercados alternativos están relacionados entre sí y que por lógica tienden a converger en precios.
3) “Overshooting” o sobrerreacción. Debido al estricto “cepo” y ante un evento “bisagra” para la política y la economía como las elecciones presidenciales, la demanda de divisas se hizo sentir con un firme impulso alcista para los precios. El 23 de octubre, el dólar libre alcanzaba un máximo de 1.100 pesos para la venta debido a esta tensión, inmediatamente después de las elecciones generales. Luego del balotaje, con un panorama político más certero, el umbral de los 1.000 pesos lucía exagerado para el consenso de los agentes financieros. Se debe tener en cuenta que en los 895 pesos el dólar libre todavía conserva un alza de 549 pesos o un 158,5% en 2023, por encima de la inflación.
4) Necesidad de liquidez. Hay un punto no menor, que es el de la necesidad de pesos de la economía hacia fin de año. En diciembre, además del pago de salarios, las empresas afrontan el cierre de ejercicio anual, el pago del medio aguinaldo y bonos. Aquellas que se habían refugiado en dólares, las liquidan a través de la Bolsa o las mesas de dinero y “cuevas” del circuito informal.
También la llegada de diciembre es comprometedora para los gastos de las familias -Fiestas, proximidad de las vacaciones, pago de las tarjetas, etcétera-. Esta demanda de pesos estacional es un factor bajista para la divisa de EEUU que se suma a los de la coyuntura del mercado y el nuevo escenario político.