



Hace ya algunos años que la transformación digital es un hecho. Por eso, para no quedarse afuera, muchas empresas y emprendedores comenzaron a subirse a la ola y crearon sus sitios web para vender sus productos y servicios. Conocé todo lo que tenés que saber sobre las tiendas online.
En la actualidad, la pregunta sobre cómo crear una tienda online se convirtió en una de las cuestiones que más interesa dentro del mundo de los emprendedores. Con una inversión reducida y la posibilidad de operar durante todo el año, esta modalidad permite llegar a un público amplio, gestionar las operaciones desde cualquier lugar y obtener datos relevantes sobre los hábitos de consumo.
A diferencia de los comercios tradicionales, una tienda virtual está disponible las 24 horas, los 7 días de la semana. Solo es necesario contar con un dispositivo conectado a Internet para acceder a los catálogos, comparar precios, elegir productos y realizar la compra. Todo el proceso puede completarse de forma autónoma por parte del usuario, sin necesidad de interacción presencial.
El funcionamiento básico de una tienda online se organiza en torno a cuatro etapas: el cliente elige los productos desde el catálogo y los añade al carrito. Luego, completa sus datos personales, la dirección de entrega y la forma de pago. La empresa recibe y analiza la orden, confirma la operación y organiza el envío. Finalmente, se entrega el producto al comprador en el domicilio indicado. Tener una tienda online, permite que los productos o servicios lleguen a muchas más personas.
Qué pasos son necesarios para poner en marcha una tienda online
Crear una tienda virtual requiere tomar decisiones técnicas, comerciales y operativas. El primer paso es definir la estrategia de e-commerce. Esto supone establecer objetivos claros, conocer el mercado, identificar al público objetivo y analizar a la competencia.
También es necesario determinar qué productos se van a ofrecer, qué precios se aplicarán y cuáles serán las ventajas diferenciales del emprendimiento. Este proceso puede incluir la contratación de personal, acuerdos con proveedores y la selección de canales de venta.
Una vez definida la estrategia, es necesario elegir el nombre de dominio. Este debe ser breve, fácil de recordar y escribir, y estar relacionado con el tipo de producto o servicio que se ofrece. Dado que muchas combinaciones están registradas, es recomendable verificar su disponibilidad y, si es posible, registrar tanto la extensión internacional (.com) como la correspondiente al país en que se va a operar (.ar, .cl, .mx, etc.).
El siguiente paso consiste en contratar un servicio de alojamiento web. La elección del hosting debe considerar la seguridad, el espacio de almacenamiento, la velocidad de transferencia de datos, la posibilidad de asociar cuentas de correo y la disponibilidad de soporte técnico.
Para sitios pequeños, un plan de entre 1 y 2 GB puede ser suficiente, pero si se espera un volumen importante de visitas, conviene optar por planes más robustos. Aunque existen alternativas gratuitas, se recomienda invertir en un servicio confiable que asegure la disponibilidad continua de la tienda.
En cuanto al diseño del sitio, se puede utilizar un sistema de gestión de contenidos (CMS) que facilite la creación, administración y actualización de la tienda. Es fundamental que la tienda sea visualmente atractiva y funcional. Las imágenes de los productos deben tener buena calidad, y los textos deben estar optimizados para buscadores.
Otros puntos clave a tener en cuenta
Este tipo de sitios web debe ofrecer múltiples medios de pago para facilitar la operación. Además de tarjetas de crédito y débito, se pueden integrar transferencias bancarias, billeteras virtuales, opciones en efectivo como Pago Fácil o Rapipago, e incluso el pago contra reembolso. Cuantas más opciones existan, menor será la probabilidad de perder ventas por barreras financieras.
La logística es otro aspecto crucial. Organizar los envíos de forma eficiente garantiza una experiencia satisfactoria para el cliente. Las entregas rápidas, los costos reducidos y las condiciones de devolución claras son factores valorados por los consumidores. Se puede optar por desarrollar un sistema propio de reparto o trabajar con empresas especializadas en servicios de mensajería. En cualquiera de los casos, el seguimiento de los pedidos y el control de inventario deben estar alineados con las capacidades del negocio.
Una vez que la tienda está activa, es indispensable trabajar en su difusión digital. Las estrategias más comunes incluyen la publicidad en línea, las campañas por correo electrónico y la producción de contenido relacionado con el producto, como guías, webinars o materiales descargables. Este tipo de acciones no solo ayuda a atraer visitas, sino que permite construir una comunidad en torno a la marca.
Por otro lado, se puede integrar la tienda con un sistema de gestión para poder facturar masivamente las ventas, sincronizar listas de precios, enviar facturas a los clientes de forma masiva, importar las ventas, entre otras acciones.
Por último, para evaluar el rendimiento de la tienda, es necesario medir regularmente el tráfico, la conversión de visitantes en compradores, los productos más vendidos y las acciones que generaron mejores resultados. Estos datos permiten ajustar la estrategia, eliminar errores y enfocar los recursos de manera más efectiva.














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