¿Qué esconden en sus gestos Scioli, Macri y Massa?

Un portal de internet convocó a un especialista en comunicación no verbal para que analizara a los principales candidatos a la presidencia. Ira contenida, sonrisas y sorpresa compartida.

Política 06/08/2015

En el año más electoral que los argentinos recuerdan haber vivido en mucho tiempo, los políticos disparan palabras, discursos y retórica para atraer tantos votos como sea posible e inundan programas de televisión y segundos de radio, en forma de entrevistas o propaganda política.
Hay mensajes que los políticos no dicen pero, sin quererlo, comunican. La comunicación no verbal –gracias a los gestos, expresiones y movimientos faciales- detalla qué se esconde detrás de lo que no se dice.

El portal Apertura.com convocó a Sergio Rulicki, antropológo, doctor en Ciencias de la Comunicación y experto en comunicación no verbal, para analizar a Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa, los tres candidatos a presidente que se perfilan con mayor fuerza para presidir el país.
“La comunicación no verbal es el estudio del significado del movimiento del cuerpo humano. Lo expresamos con el cuerpo. Uno de sus aspectos fundamentales es la expresión facial de las emociones básicas. Los políticos –al igual que todos- expresan lo que no dicen con palabras, aunque no lo quieran”, asegura Rulicki, quien escribió tres libros sobre el tema. En ese sentido, agrega: “Hay marcadores específicos en el rostro debidos al movimiento muscular involuntario que nos informa acerca de qué emoción las personas están sintiendo”.

De las siete emociones básicas, Rulicki analizó la ira, la sonrisa y la sorpresa.
Ira
“Al analizar a Scioli se puede leer que no es un rostro afable, que su expresión está diciendo que algo lo perturba, que hay algún tipo de obstáculo. De hecho, esta expresión está relacionada con la hostilidad, porque el labio superior a la altura de la fosa nasal derecha se eleva apenas más. Esta elevación se produce a partir del músculo canino, es un gesto de advertencia. No te acerques porque muerdo. Es marcar el territorio”, detalla Rulicki al respecto y suma, al ver una segunda imagen del candidato del Frente para la Victoria. “Vemos ira contenida de alta intensidad. Notás como aprieta los labios y las comisuras van hacia abajo. Apretarlos así es contener la ira. También lo ves en las cejas donde los extremos internos bajan en V. Eso, sumado a los labios afinados –vueltos hacia adentro y apretados- nos da la sensación de ira”.

Mientras tanto, sobre Macri, el especialista detalla dos aspectos: asco y una sonrisa burlona. “Lo que experesa tiene que ver con el disgusto, con el asco. La hostilidad tiene que ver con eso también. Es muy sencillo el gesto: es fruncir la piel del puente de la nariz”, afirma Rulicki y aclara: “Es el gesto más básico de repugnancia que hay. La ira, el asco o disgusto y el desprecio son las tres emociones del rechazo interpersonal”. También descubre, en el candidato del PRO, una “sonrisa burlona, que tiene que ver con los sentimientos de superioridad y, en este caso, con la soberbia y el desprecio”.

Massa es, sin embargo, una historia totalmente diferente al observarlo desde la comunicación no verbal. “Es difícil encontrarle expresiones de ira. No es una persona que se enoje. No vemos ira reprimida. Incluso cuando quiere parecer iracundo no le sale. En cierta forma tiene cierto grado de impostación”, afirma sobre el candidato del Frente Renovador. “Esto no quiere decir que no tenga emociones de rechazo interpersonal”, aclara.

Sonrisa
Mostrarse sonriente es, en tiempos electorales, una llave necesaria para mostrarse agradable. Pero sonreír no es para cualquiera. Mostrar los dientes, apretar los ojos y tener patas de gallo son algunas de las señales que indican que la sonrisa existe… si es que existe.

“Scioli no produce sonrisas amplias, es muy difícil encontrárselas”, anticipa Rulicki. Y detalla: “Es más bien parco, auto contenido”. Así, desglosa la expresión de sonrisa del candidato. “La elevación de las comisuras es apenas notoria y no hay contracción de los párpados. No produce patas de gallo que significan una sonrisa más intensa. Es una sonrisa de conformidad”, afirma.

Macri muestra una diferencia bien marcada en este sentido. “Así como Macri expresa abiertamente su disgusto, cuando la está pasando bien es capaz de compartirlo. Y por eso podemos encontrar en él sonrisas amplias donde los huesos cigomáticos elevan mucho más hacia arriba las comisuras y también hay actividad en la zona de los ojos”, describe el especialista y mira hacia atrás: “Macri hizo grandes progresos en este sentido. Hace unos años, no hacía sonrisas tan empáticas. Son miradas blandas”.

Massa, por su parte, “se ríe con todos los dientes” pero también lo hace de costado. “Eso tiene que ver con el narcisismo, de saberse más que el resto. Sin embargo, Massa es apaciguador desde un lugar más genuino –o le sale más natural- que a Macri”, cuenta.

Sorpresa
¿Me están hablando a mí? ¿A mí me preguntan? Y yo qué tengo que ver”. Cada una de estas frases se disparan, sin hilvanar palabra alguna, en cada uno de los candidatos a la presidencia, por eso Rulicki los analiza en conjunto.

“Cuando sentimos sorpresa genuina, el mentón se relaja y cae. La elevación de las cejas, que crea esas arrugas en el centro de la frente, más la bajada de las comisuras de la boca, significa ´a mí me preguntan´; estamos en el campo de la inocencia. Es una forma de deslindarse, de desentendimiento, y lo usan todos los políticos del mundo”, dice Rulicki.

Pero, ¿por qué lo hacen? ¿Qué ganan con eso? “Lo que se quiere lograr, inconscientemente, es poner un gesto sumiso, que no brinde nada de hostilidad; si me expreso de manera sumisa, evito que me ataques”, asevera el especialista.

Bajo presión
Las encuestas cambian día tras día, los jefes de campaña organizan entrevistas en cuanto canal de televisión y radio les brinda un espacio y los analistas visualizan el país que viene después del 10 de diciembre. En silencio, la comunicación no verbal trabaja y se muestra, pese a los esfuerzos de los candidatos de disimular su autenticidad.
- ¿Se puede entrenar al candidato para que mejor su comunicación no verbal?
- Sí, se puede entrenar. Hay umbrales de entrada en la emoción, hay personas que entran más rápido en la ira, o tardan más en salir de ella. No se puede entrenar lo espontáneo, es lo que ocurre per se, que no es deliberado. Pero sí volverse más consciente de lo que uno expresa. Eso se puede hacer a través del desarrollo de una intención determinada. Por ejemplo, si yo quiero ser empático –con conciencia, no por compromiso porque el cuerpo va a terminar teniendo algún desliz- y progreso en aprender la importancia de ello, ser abierto y servicial, entonces la práctica de los gestos se acompañará con la intención.

- Si tuviera la posibilidad de construir un candidato de cero, ¿cómo formaría su comunicación no verbal para tener al candidato ideal?
- Haría un tercio de dominancia, es decir, la ira en sentido positivo (tiene que estar presente la dominancia, porque si no la mostrás no te ven como líder); un tercio de servicialidad (yo estoy al servicio de algo más importante a mí mismo); y paridad. La empatía es la suma de la servicialidad y la paridad.

- ¿Qué comparación podemos hacer de los candidatos locales con líderes del mundo?
- Yo he estudiado a Barack Obama, quien ha estudiado muchas cosas de Nelson Mandela. Ambos presentan un umbral de entrada a la ira muy alto. Les cuesta mucho enojarse, como a Massa. A Obama le han dicho que se enoje más, porque los Repulicanos o Wall Street no lo tomarían en serio. Esa cuota es importante.

Fuente: Portal de Internet

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