Este 28 de junio, como cada año, las calles de Salta se tiñieron de colores, consignas y resistencia. La comunidad LGBTIQ+ volvió a marchar, con orgullo y convicción, para honrar décadas de lucha por la igualdad y visibilizar los derechos conquistados que hoy enfrentan nuevas amenazas.
La fecha no es casual: se conmemoraron 55 años de los disturbios de Stonewall, ocurridos en Nueva York en 1969, cuando una violenta redada policial en el bar Stonewall Inn —frecuentado por personas trans, gays y drag queens— encendió la chispa de una rebelión que marcaría el inicio del movimiento de liberación LGBT a nivel mundial. Un año después, en 1970, se realizó la primera Marcha del Orgullo en esa ciudad, extendiéndose pronto a otras como Los Ángeles, San Francisco y Chicago. Lo que comenzó como una respuesta urgente a la violencia, se convirtió en un símbolo global de libertad, dignidad y amor.
Bajo el lema “Frente al odio, somos resistencia y solidaridad”, organizaciones locales marcharon para denunciar la creciente vulneración de derechos y rechazar los discursos de odio que pretenden borrar décadas de conquistas. Desde los pañuelos y glitter hasta las banderas multicolor, cada paso acompañado de melodías pegajosas fue un grito por el derecho a vivir sin miedo, por infancias libres y vejeces dignas.
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