El cordobés que había fingido un secuestro resultó ser un gigoló
Llegó sin nada. Alquiló una pieza con cama compartida en barrio El Círculo, hasta que enamoró una mujer de Tres Cerritos. Le propuso matrimonio, la exprimió y cuando llegaba el tiempo de la boda fingió un secuestro.
Un cordobés engañó durante cuatro meses a una joven con domicilio en Tres Cerritos, a sus amistades y a los padres de la misma, que terminaron timados por el sujeto, que tomó "prestado" los ahorro familiares, celulares, tablet de alta gama y dinero de la joven, que le entregó, además de su corazón, parte de sus bienes.
El cordobés, émulo de gigoló, de nombre Alejandro P., para salir del edificio de mentiras que había construido denunció haber sido secuestrado y despojado de su herencia -cercana al millón y medio de pesos-, ardid con el que había "enamorado" a la familia de su novia.
Al mejor estilo del gigoló Bazterrica -célebre por seducir y robar a mujeres-, no solo le propuso matrimonio a su novia y víctima salteña, también le pidió prestado dinero y, entre otras perlitas, se hizo pagar almuerzos, taxis y los cafés con familiares y amigos de su prometida. Alejandro P. fue noticia a fines de mayo cuando denunció que un primo lo había privado de la libertad en un inmueble de Cerrillos y que fue liberado luego de depositar en cuentas bancarias relacionadas con el supuesto secuestrador la suma de 1.400.000 mil pesos producto de la venta de dos propiedades heredadas en Córdoba.
Sin embargo el hábil timador, luego de reencontrarse con su fiel amante y sponsor de su sinvergÂenzada, se afincó una noche más en Tres Cerritos donde fue consolado del sufrimiento por su secuestro. Horas después desapareció.
Sospecha
Su segunda ausencia fue llamativa. Nadie sabía dónde se había escondido y lo peor, no hallaron en los registros de la Afip ni el Anses que haya tenido ocupación alguna en los últimos años.
Alejandro P. fue detenido el miércoles cuando la Brigada de Investigaciones del Sector 8 del Valle de Lerma lo sorprendió en la zona del parque San Martín en la ciudad de Salta intentando hacer contacto con otra posible víctima de sus engaños.
"Me tenía que borrar, no me podía casar. No tenía otra salida. Por eso inventé todo lo del secuestro", contó a los investigadores Alejandro P. Al momento de ser aprehendido, el timador tenía en su celular una extensa agenda de contactos con jóvenes salteñas.
La historia
Alejandro P. según una fuente femenina policial es bien parecido, ojos claros, de buen hablar y sin un diente, coincidencia con el gigoló Bazterrica que engañó a varias mujeres en Buenos Aires y Rosario.
El cordobés hizo alarde de una falsedad propia del refrán que identifica a las personas de su provincia. Dijo que había sido secuestrado el 14 de mayo por un tal Francisco, un primo con el cual cobró una herencia compartida cercana al millón cuatro cientos mil pesos.
Entre tanto, su novia salteña de 21 años dio aviso a la policía, debido a que su novio se comunicaba con mensajes de texto diciéndoles que estaba privado de su libertad. Luego de 24 horas de sufrimiento de su familia política, dijo que había quedado en libertad en Cerrillos.
"Fui a tomar un café con mi primo y desperté luego en una casa de Cerrillos", fue parte de la declaración del gigoló a la Justicia en momentos en que denunció su secuestro el 27 de mayo.
Este hecho motivó un amplio desplazamiento de la policía con el fin de dar con el secuestrador y resolver el caso, hasta ese momento, sin precedentes en la provincia. Alejandro P. conquistó a su novia salteña luego de andar en la miseria, alquilando una habitación en un barrio marginal de Salta.
Se relacionó a través del Face y entró en una fiel confianza con la madre de su prometida. En poco tiempo ya estaba preparando la boda y le decía a su amada que cuando cobrara la herencia harían inversiones para asegurar el futuro de ambos. Fue detenido en el parque San Martín donde pretendió seducir a una humilde joven.
Vivió de la mentira solo 4 meses
Luego de hacer movilizar a toda la fuerza pública y, sobre todo, a la Dirección General de Investigaciones el cordobés desapareció ahondando el misterio. Allí comenzaron a investigarlo y, además de probarse que no tiene ocupación alguna, saltó que estuvo viviendo de lo prestado en La Rioja, antes de llegar a la ciudad capital salteña hace unos cinco meses. Tal vez huyendo de otro casamiento, el cordobés se afincó cerca de ruta 26 en un inquilinato de barrio El Círculo, donde al parecer también escribió otra página dorada.
El sujeto cuando volvió a desaparecer, en los primeros días de junio despertó la sospecha de los investigadores.
Sabiendo de su afición al Facebook, se le preparó un anzuelo con carnada doble, cosa que no pasó inadvertida para el timador.
Una policía ofició de salteña incauta y allí comenzó a caer la trama de su mala vida. Al ser detenido por la Brigada confesó todo, pero todo...
La Justicia, de oficio
Su caída se debió a la falsa denuncia que realizó para teatralizar la fuga de un compromiso nupcial.
Su denuncia hizo movilizar a la principal fuerza pública sin contar algunas diligencias costosas que se realizaron para seguirles los pasos a supuestos secuestradores, todo a cargo del dinero de los salteños.
Fuente: El Tribuno