Reclamo09/09/2016

Descontrol a la salida de las escuelas: Todos estacionan en doble fila

Lo que fue uno de los compromisos cuando asumió en la Subsecretaría de Tránsito y Seguridad Vial, Juan Carlos Garrido, pronto cayó en el olvido. En las puertas de colegios y escuelas es imposible transitar, y nadie hace nada.

Malas costumbres, falta de control, falta de respeto por los demás. Todo es ocurre en los horarios de ingreso o salida de los colegios y escuelas de la ciudad. Donde se hace imposible transitar.

Cuando se anunció que se iba a impedir estacionar en doble fila, al inicio de la gestión de Garrido, se podían observar inspectores de Tránsito en la puerta de algunos establecimientos. Eso ya no ocurre y el ya caótico flujo vehicular por el centro se ve seriamente agravado porque los padres no entienden que las calles no les pertenecen.

Para seguridad de todos, desde ahora, no podrán estacionar en doble fila. “No vamos a dejar que los vehículos particulares cometan infracciones de estacionamiento al frente de los establecimientos escolares. Todo el personal estará de servicio cumpliendo este dispositivo", decía en el mes de febrero Miguel Ángel Sosa, director de la Coordinación de Tránsito, el segundo de Garrido.

Parece ser que es obligación recoger a los hijos en la puerta misma de la escuela. Muchos estacionan en doble y hasta en triple fila, lo que genera el malestar y hasta bronca de los que quieren pasar.

En la tarde ayer, por ejemplo, en calle Leguizamón, toda la cuadra tenía vehículos en doble fila a las 18.15 horas. Obviamente, no había nadie controlando. Lo mismo ocurre en calles como Mitre, España, Caseros, Güemes, Dean Funes, Alsina, es decir en las puertas de todos los establecimientos educativos del centro de la ciudad.

Más que un pedido de control a Tránsito, que es como pedirle peras al olmo, le rogamos a los conductores que no sigan estacionando donde quieren, que se tomen un tiempo y dejen su vehículo en lugares que lo permitan. Poner balizas no da derecho a estacionar donde se antoje. Es una cuestión de respeto, nada más.