Mirá el exitoso emprendedor salteño: Un parripollo que crece día a día
Cada vez son más los puestos de comida ilegales en todos los alrededores de Ciudad Judicial y el Parque del Bicentenario. Además, hay kioscos callejeros y otros que funcionan sin ningún tipo de servicio ni habilitación. El caso del parripollo.
Al principio eran 2 o 3, porque dentro del Parque del Bicentenario está prohibido cualquier tipo de comercio. Pero con el paso del tiempo ocuparon toda la vereda del parque y luego al frente, y como eran más y más, coparon la rotonda de acceso a Ciudad Judicial, de ambos lados de la ruta.
Se puede ver negocios que venden galletas y golosinas, otros que venden bebidas frescas. Más allá, otro instaló su parrilla y hace bollos y tortillas a las brasas. A veces uno vende bolsas de naranja.
Un caso exitoso
Pero el colmo es el del parripollo, que empezó modesto, con una pequeña parrillita y una mesita, pero el sujeto en cuestión decidió agrandar su “local”, y para dar un mejor “servicio” lleva su kiosco rodante, sube con el auto a la vereda, instala el mismo, copa de carteles toda la rotonda. Como crecía la clientela, debía crecer la oferta. Por eso ahora tiene alguien que lo ayuda para atender, o sea, generó puestos de trabajo.
En definitiva, es el dueño y señor de la zona, a la vista de todos. Eso si: no tiene agua, no tiene un permiso, no entrega factura, no cumple en nada.
Pero mal no le va porque al parecer, su emprendimiento crece semana tras semana, hasta que un día creerá tener derechos adquiridos y sacarlo de allí, será imposible. Es sólo cuestión de tiempo.