Sociedad02/09/2017

La salteña que retó al destino

La Cabo Segundo infante de Marina Cecilia Elizabeth Palavecino contó por qué viste hoy un uniforme camuflado y se encuentra lejos de su natal San Ramón de la Nueva Orán.

Gaceta Marinera/ Debido al gran esfuerzo personal y familiar que implicaba el gasto de seguir cursando el segundo año en la carrera de Enfermería en el anexo de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Salta, en Orán, Cecilia y su amiga se acercaron a la Casa de la Cultura de su ciudad, donde asistieron a una charla para asesorarse sobre la carrera en la Armada Argentina.

Convencidas de que era lo mejor para su futuro, se inscribieron y comenzaron a prepararse para rendir los exámenes, “rendimos y quedé seleccionada para ambas escuelas, para ser oficial y suboficial; pero no sabía qué hacer, ya que mi amiga, quien estaba más interesada en el ingreso que yo, no había quedado; me hice igualmente los estudios y más tarde opté por la Escuela de Suboficiales de la Armada (ESSA) que me brindaba todo con la idea de continuar mi carrera, pero en el camino me encontré con la Infantería de Marina”.

En el 2013, con 19 años, ya formaba parte de la Armada. Orán quedaría en sus recuerdos, siempre esperando la llegada de Cecilia. Hoy es Cabo Segundo infante de Marina Auxiliar Comando, lleva 4 años en la Institución y acaba de regresar de su primera Misión de Paz de Naciones Unidas en Chipre; feliz y satisfecha de sus elecciones y destino.

Cecilia tiene 25 años de edad; es menuda de estatura y su altura es más bien baja a la promedio. “Soy chiquitita”, explicó. Después de elegir la Armada y la ESSA, optó por la especialidad en Infantería de Marina. Sorteó muchos obstáculos, incluidos sus propios prejuicios acerca de poder o no con la demanda de la especialidad pero “como me gusta el deporte y soy aficionada desde chica, esperé la primera campaña de salida al terreno para conocer de qué se trataba y qué tareas hacían los infantes”, apuntó.

El peso de la mochila, las largas caminatas de resistencia con el equipo completo, dormir en el campo a la intemperie, “yo pesaba sólo  48 kilos, pensaba que me iba a costar, y con ese miedo casi abandono, pero un compañero Dragoneante (distinción jerárquica para el mejor rendimiento entre los alumnos de la escuela) me aconsejó de que esperara para decidir y me fui a la campaña. Me terminó gustando, fue todo un desafío, lo viví como un entrenamiento físico y profesional y me dije que aunque era chiquita, yo iba a poder”, enfatizó.

En Salta había practicado natación y atletismo. Así fue cómo Cecilia Palavecino no pensó más en la Enfermería y hoy es infante de Marina. “La especialidad me aportó la importancia del vínculo con el otro, me enseñó de compañerismo y que un compañero de promoción es un hermano”, aseguró. “Empezás a valorar otras cuestiones también, a tu familia y a tu casa por ejemplo; es algo que cambiás y te acompaña para toda la vida”, destacó.

En Chipre se desempeñó como operadora de radio y en el rol de combate tiradora; desarrolló tareas de vigilancia y observación, patrullas y guardias en zonas limítrofes. “Nuestra misión es mantener la Paz entre las comunidades griegas y turcas de la isla y obtuve mucha experiencia, fue la primera vez que salía en comisión y participaba de una misión. Allá cumplí mis 25 años”, contó.



“Pude estar custodiando la paz en otro país y así me siento útil a mi Argentina; el nuestro no está en conflicto pero si lo estuviera lo custodiaría con la misma motivación que sentí allá. Nunca pensé que iba a hacer esta tarea y me di cuenta de la importancia de lo que significa esta custodia”, reflexionó la joven salteña. “Servir a la Patria es un orgullo para mí”, sintetizó.

Apenas llegó a Chipre, Cecilia comenzó a extrañar a su mamá y familiares que aún viven en Orán, “pude comunicarme todos los días con ella, quien me animaba diciendo que los días iban a pasar rápido y me recordaba que esta misión era lo que yo quería y anhelaba”, sonrió. También recibió el apoyo de su novio quien se encuentra, como ella, en la Armada.

De Salta también extrañó a sus 11 hermanos y las comidas típicas compartidas en familia. En pocos días, la Cabo Palavecino estará junto a ellos, contándoles de esta inolvidable experiencia en su carrera.

Marinos argentinos al servicio de la Paz

 Luego de 180 días en la Isla de Chipre, regresó a nuestro país el contingente de militares argentinos que prestó servicios en la Misión de Mantenimiento de Paz en la Isla de Chipre (UNFICYP) bajo mandato de las Naciones Unidas (ONU).

La Fuerza de Tarea Argentina Chipre XLIX (FTA 49) estuvo compuesta por 256 efectivos de la Armada Argentina, el Ejército Argentino, la Fuerza Aérea Argentina y militares extranjeros de las Repúblicas de Chile y Paraguay. 59 miembros de la Armada Argentina.

El 10 de julio pasado se realizó una ceremonia en la isla mediterránea de entrega de medallas de las Naciones Unidas a los contingentes que forman parte de la UNFICYP por su desempeño en la misión, condecoración denominada “Al servicio de la paz”.

La República Argentina aporta Cascos Azules a la Misión de Paz de la ONU desde 1993, organismo internacional que evita que se reanude la lucha territorial entre las comunidades grecochipriota y turcochipriota en la isla desde 1964.