Sociedad07/09/2017

Caprichos de Salta: El Dr. Asclepio Mamaní

Los cementerios municipales están colapsados, no entra uno más. Al menos por un tiempo… están condenados a vivir… No te pierdas la duodécima entrega de la ficción de InformateSalta, y la magia del spinner.

Estoy en casa. Estoy escribiendo. El silencio es profundo, cálido y onírico. Estoy demasiado acostumbrado al silencio, a ejercerlo; de todos mis estados, es el más placentero. Pienso que si tuviese que despojarme de algún sentido, no dudaría en entregar el oído. Doy vueltas alrededor de un texto y preparo otros para publicar. Tengo resueltas mis obligaciones de la semana o sea que tengo margen para el riesgo.

Acabo de cruzar la frontera del mediodía, tengo algo de hambre y decido salir de casa para procurarme el alimento y, de paso, airear un poco la cabeza. Antes de cerrar la computadora veo una noticia que me llama la atención: “Los cementerios de Salta Capital están colapsados. Eso me hace recordar aquel chiste estúpido que hacía mi tío Hildo: “Se está muriendo gente que antes no se moría”. No tengo planeado morirme por estos meses pero, de atravesar por esa circunstancia, no es una preocupación, para mí, la suerte que corran mis huesos… ya no los necesitaría ¡Se los regalo!

Entro a La Granja por unos sándwiches de jamón y morrón y ternera y aceitunas. Mientras charlo con el griego Junior de cosas intrascendentes como alquimia o filosofía pre socrática escucho una voz harto familiar:

-¡Siryab! Qué suerte que te encuentro…

Cierro los ojos y pienso “la puta madre… ¿Será larga la piola o chico el valle?”

-¡Oh! ¡Qué alegría, Jorge! ¡Si me viera sabría de la sonrisa que le estoy regalando!

-No te hagas el boludo ¿querés? Y sí… la piola es larga… da la vuelta al mundo… y más.

Otra vez, el ciego, me deja patitieso. No sé cómo lo hace pero con un ojo a media máquina llega a más lugares que Google Earth.

-Acompañame. Tenemos una misión. Es de vida o muerte… Decime… ¿Sabes lo que es un spinner?

-Sí. Ese juguetito de mierda que gira. Ese que está de moda. Los changuitos andas como opas con esa pavada.

-No. ¿Ves? Te falta calma para ver como yo... el spinner es un instrumento sanador; Spinner significa  “hilador” es como… un corredil.

-Pero… ¡No tiene hilo!

-Ya vas a ver que si…

Llegamos al Hospital San Bernardo y nos dirigimos a una habitación que no puedo precisar en datos. En la puerta está parado un sujeto bajo de tez cobriza y ojos saltones. Jorge nos presenta:

-Siryab, le presento al Dr. Asclepio “Tonapa” Mamaní. Asclepio le presento al Gran Secretario Siryab.

Nos dirigimos con premura al pie de una cama. Hay un sujeto a punto de dormirse para siempre. Asclepio le pone el spinner sobre el ombligo, lo hace girar y el tipo se despierta sonriente y lleno de vida. Repite la operación en las otras camas  hasta rescatar del umbral de la muerte a una veintena de personas.

Acto seguido, El Ciego Jorge da instrucciones para que Asclepio Mamaní recorra todos los hospitales, clínicas y dispensarios en busca de gente que está por estirar la pata y los reponga a las existencias del rebaño del  Señor. Me toma de un brazo y me lleva a un pasillo donde no circula más que esa fría correntada típica de estos depósitos de perjudicados.

Me cuenta que el hilador o spinner es un artefacto sagrado… ancestral que sirve para enrollar el cordón de plata que une el alma con el cuerpo. Cuando alguien está por partir, el alma tira del cordón, lo tensa y lo corta. Es ahí cuando hay que volver a enrollar para que quede flojito. Me dice que casi nadie lo sabe y  el objeto, aparentemente tonto, ha sido banalizado a propósito para preservar su importancia y evitar que la gilada le dé un uso inconveniente. Entonces…

-Mirá, Siryab… me llamó Gustavo Sáenz, el intendente… me pidió un favor… los cementerios municipales están colapsados… no entra un fiambre más. Me dijo que no deje morir a nadie más hasta que hagan lugar… y bue, tuve que llamar al Tonapa… ¡Se suspenden las muertes por quince días! ¡Se acabó la joda! Al menos por un tiempo… están condenados a vivir…

-Esto sería como un “Corralito de la vida” ¿No? La confiscación del derecho al final.

-Vos lo has dicho bien, muchacho ¡De aquí no se va nadie hasta que se acomode el depósito!

-Me deja sin palabras, Jorge. No tengo nada para decir.

-Vos sos un chango sabio… sabes de la importancia del silencio.

-¡No! Si fuese sabio no estaría atado con la misma cuerda que usted… andaría suelto o muerto… bueno… cuando me dejen tirar del piolín sin restricciones.