Día del Estudiante: Estudia, trabaja y es madre de mellizos, la historia de una guerrera salteña
El 23 de abril del 2018, Malvina Herrera asistió a una clase de química aplicada, de la carrera de Criminalística. 24 horas más tarde nacieron Benicio y Valentino, sus hijos mellizos. Un mes después del parto retomó la carrera. Entre la maternidad y el estudio, la joven trabaja en un local de ropa.
Conocer historias no sólo nos permite acercarnos a experiencias enriquecedoras, conocer otras realidades y otros modos de vida, sino que muchas veces no motiva y nos ayuda a no rendirnos ante ciertas adversidades.
En el Día del Estudiante decidimos contar la historia de Malvina Herrera, una joven salteña de 24 años, estudiante, trabajadora y madre de mellizos. Una de las tantas guerreras anónimas, que libran infinitas batallas desde el silencio, llevando el amor como bandera.
“Perdón por responder tarde, estaba dando de comer a los mellis”, me escribe Malvina en nuestra conversación por redes sociales. Es que sus rutinas son tan apretadas que casi ni tiene tiempo para que nos sentemos a dialogar 20 minutos. “Hoy estoy a full, rindo un examen” es otra de las respuestas que dejan en pausa nuestras charlas.
Las facultades de todas las universidades, y cada vez más los colegios secundarios, están llenos de embarazadas adolescentes, madres estudiantes que día a día redoblan los esfuerzos por no abandonar la carrera, y muchas lo logran. “Sin la ayuda de mi familia y mis amigas sería mucho más difícil”, asegura Malvina.
“Gracias a Dios no es tan pesado el cursado ahora ya que no me quedan muchas materias por cursar y créeme que no lo haría si no tendría la ayuda de mi mama que prácticamente me apoya desde el momento cero para que no deje de estudiar, porque somos conscientes de que es mucho mejor que estudie para brindarle un mejor futuro el día de mañana a los mellis”, expresa la joven.
Un día “común”
Malvina se levanta temprano para ir a trabajar al local de ropas de su mamá, como lo hace aproximadamente hace tres años. A las 13:00 horas vuelve a su casa a pasar un tiempo con los mellis, darles de comer, hacerlos dormir la siesta, limpiar la casa y prepararse para salir a la facultad.
“Es muy feos dejarlos para ir a estudiar, porque son chiquitos, pero tenía que retomar la carrera porque el objetivo siempre está en llegar al título”. No puedo ver la expresión de Malvina al decir estas palabras, ni sentir el tono de su voz ya que nos comunicamos por redes sociales. Sin embargo, y sin yo ser madre, puedo sentir su angustia, la tristeza natural de cualquier persona que se aleja de un ser amado, por más corta que sea la distancia, potenciada por ese lazo infinito, invisible e inquebrantable que une a una madre con sus hijos.
Entre pañales, mamadera, apuntes y libros, Malvina se muestra como una mujer alegre, atiende a las clientas que van a su local con una sonrisa bella, aunque las batallas de esta guerra sólo ella las conoce. Quizás una de las batallas más importantes fue aquella que duró 21 días en la neo cuando los mellis, prematuros, tuvieron que permanecer internados hasta ser dados de alta.
La carrera a tiempo
El 23 de abril del 2018, Malvina Herrera asistió a una clase de química aplicada, de la carrera de Criminalística. 24 horas más tarde nacieron con 35 semanas de gestación Benicio y Valentino, los mellis que cambiaron su vida para siempre. Un mes después del parto y cuando los bebés fueron dados de alta, pasaron 21 días en la unidad de cuidados intensivos Neonatal, retomó la carrera.
Benicio y Valentino ya tienen un año y cuatro meses. Naturalmente la maternidad retrasó el avance en los estudios de la carrera de Criminalística, pero Malvina no abandonó. “Mis amigas me ayudaron un montón, siempre. Cuando estaba embarazada, una de mis compañeras siempre llevaba plata para remís porque tenía miedo que tuviéramos que salir corriendo al hospital”, cuenta como una anécdota divertida.
Criminalística fue lo más parecido a lo que quería estudiar Malvina. “Elegí esa carrera porque yo quería hacer odontología forense, pero acá en Salta no está", cuenta. “Mis amigas me explican las materias que ellas ya rindieron, vienen a estudiar conmigo, me pasan apuntes, me ayudan a hacer dormir a los mellis. Tuve la suerte de tener gente que me apoya siempre. El papá de los mellis es gendarme por eso no está siempre en casa, pero cuando él está me ayuda un montón, se levanta para hacerles la leche, cambiar pañales, cuidarlos”, describe la joven.
Sin dudas Malvina Herrera hay una sola, pero un día como hoy, día del estudiante, queremos reivindicar a las miles de “Malvinas”, guerreras que, con más o menos dificultades, confían en el estudio no sólo como una herramienta de conocimiento y superación, sino como un objetivo de vida, un camino para construir un mejor futuro.