Secuestro extorsivo: “Danger, Álvaro, danger”, la advertencia clave del caso
El empresario Víctor Giménez, de 72 años, fue secuestrado el martes pasado a la madrugada y permaneció cautivo alrededor de 15 horas, tiempo en que sus raptores llevaban adelante una negociación con Álvaro, uno de los hijos del contador y dueño de la empresa de transporte El Cóndor, que vivió una experiencia de película.
Esa madrugada, el empresario salió temprano de su casa en la zona norte, como lo hacía en su rutina diaria, subió a su camioneta Mercedes Benz y se dirigió a las oficinas de su empresa, ubicada en la primera cuadra de la Avenida Ragone, en la zona sudeste de la ciudad.
Para llegar, siempre lo hacía por avenida Tavella, de norte a sur, hasta el cruce con la ruta 26, por donde ingresaba hasta una calle lateral a la firma Metalnor SA, a la derecha, la cual es angosta y conduce directamente a la puerta de su empresa.
Ese día tenía programada una reunión a las 11 para establecer un nuevo diagrama de circulación para las unidades de la transportista. Antes de llegar a la empresa, sin embargo, fue raptado por dos falsos policías, quienes se instalaron sobre esa calle angosta y simularon un control vehicular.
Los falsos policías, que llevaba un chaleco refractario y el uniforme policial con la leyenda “Policía de la Provincia de Salta”, hicieron detener a Giménez, a quien le pidieron la documentación del vehículo, momentos en que el empresario se mostró ofuscado por el control, el cual sólo lo hacía perder tiempo.
Ante ello, el policía más alto, parado al lado de la ventanilla del conductor le pidió que no levante la voz, sino iban a tener que llamar a un patrullero y entonces se lo llevarían detenido, lo que calmó al empresario, quien pensó en no detenerse, cuando apenas vio el falso puesto de control.
Rapto
Luego de intercambiar algunas palabras, los dos falsos policías lo redujeron y se lo llevaron maniatado hasta una pieza, la cual el día anterior había sido alquilada por Mario Héctor Campos en el barrio Los Paraísos, en la zona sudeste.
En ese cuarto, reducido y casi sin luz, apareció un tercer sujeto, más alto, quien parecía ser el jefe. El delincuente le exigió como rescate 50 millones de pesos, pero el mismo Giménez les dijo que ni siquiera su empresa valía ese dinero, por lo que el monto de rescate quedó en 5 millones de pesos.
Para conseguir la plata, fue aleccionado con un libreto que los secuestradores, Franco Gerónimo y Héctor Mario Campos, Ezequiel Toledo y Héctor Rodríguez, prepararon como segunda opción por cualquier contingencia.
Ese ardid fue interpretado por el mismo empresario, quien llamó a su hijo Álvaro desde el teléfono de Toledo, a quien le contó que no había llegado por la oficina debido a que estaba por cerrar un negocio importante con gente de la provincia de Jujuy, por lo que necesitaba una suma de 5 millones de pesos.
Álvaro le reclamó por qué no había dicho nada antes, pues hasta ese momento con su madre y otros parientes, lo habían salido a buscar, dado que nunca llegó a la reunión con otros directivos de la empresa para discutir el nuevo diagrama.
Álvaro se dio cuenta en seguida de que su padre no estaba bien, por lo que alertó a la policía y con su abogado, Álvaro Torino, fue a la Ciudad Judicial, donde obtuvieron la ayuda que necesitaban de manos del procurador general Pedro García Castiella.
Conversación
Luego, con la intervención del fiscal Federal Ricardo Toranzos, se dispuso pinchar los teléfonos del joven heredero de la empresa. La espera por un nuevo llamado, se extendió hasta casi las 18, cuando el celular del hijo del empresario volvió a sonar con el número desconocido de uno de los secuestradores.
Esta fue la conversación que mantuvieron Víctor Giménez (VG) y su hijo Álvaro (AG) en adelante.
AG: Hola…
VG: ¡Danger Álvaro! ¡Danger Álvaro!
AG: si, si…
VG: ¿me escuchas?
AG: si…
VG: ¿conseguiste la plata?
AG: si estoy buscando…
VG: Bueno, avisame que al final tengo que entregarla…
AG: ¿a dónde?
VG: en seguida te voy a decir, cuando me digas que la tenés...
AG: buen, dale ahí estoy pidiendo…
Se corta…y en seguida se retoma el diálogo.
VG: Álvaro… se cortó.
AG: si…
VG: podes conseguir más...
AG: si...
VG: trata de conseguir más...
AG: si…
VG: ahí en la (avenida) Ragone, donde está Metalnor va a haber un auto negro estacionado a la derecha…
AG: si…
VG: ese es el hijo del empresario con el que estoy haciendo negocio…
AG: Ah, bueno. ¿Le entrego a él?
VG: ¡No, vos no! Mandá la plata.
AG: la mando…
VG: que vaya de parte del contador Giménez, le dejas la plata ahí…a las 8 (PM) en punto.
AG: papá…no llego a las 8 en punto.
VG: si son menos 20 me dicen…
AG: si por eso…pero no estoy en la empresa yo...
VG: Ah, ¿no estás?
AG: no…
VG: bueno, a qué hora puede ser…
AG: 8 y media ponele…
VG: ah, bueno...ocho y media, bueno dale…
AG: a las 8 y cuarto…puedo llegar
VG: bueno, cuando vos llegues a la empresa…no sé, vos no podes llamar.
AG: llamame vos a las 8.
VG: bueno te llamo a las 8 y 5, así arreglamos
AG: dale, dale te digo como estoy...
VG: al pelo…
AG: listo, chau, chau…