Sociedad02/10/2025

Rechazan la ordenanza de microchips para perros potencialmente peligrosos: “Es letra muerta”

Ayer se aprobó en el Concejo Deliberante de Salta la ordenanza que establece la implantación de microchips en perros considerados potencialmente peligrosos, lo cual generó fuertes críticas desde el ámbito proteccionista, cuestionando su alcance, viabilidad y aplicación real.

“¿Cómo y quién lo va a hacer? ¿Van a habilitar personas capacitadas para analizar cada caso, van a ir barrio por barrio a controlar?”, señaló la abogada y defensora de animales, Carmen Céspedes a InformateSalta, aludiendo a que la iniciativa surge más como una acción política que como una solución real.


Proponen la implantación de microchips a perros potencialmente peligrosos en Salta Capital

Recordó intentos similares en provincias como Córdoba, Buenos Aires, San Juan y San Luis que no lograron implementarse, señalando que los concejales aprueban, queda escrito, pero nunca se aplica: “Es letra muerta”, apuntó.

Para Céspedes, la tenencia responsable no se resuelve con un microchip, sino con un sistema de control más eficaz, por ejemplo, existen registros de infractores que dejan a sus animales sueltos, provocando mordeduras o ataques, y que esos listados podrían ser la base para individualizar a los dueños y exigir responsabilidades.


Los hermanos condenados por crueldad animal en Orán están libres y vecinos tienen miedo

En muchos casos, al ser reconocidos como familiares de estos canes, abandonan a los animales en el centro de adopción, declarándose en varias situaciones como insolventes para hacer frente a la multa: “Muchos perros están encerrados en el centro de adopción de Mancilla como si fueran culpables, cuando los responsables son los dueños”.

Fue especialmente dura con los ediles capitalinos, a quienes acusó de legislar sin evaluar la factibilidad de sus proyectos: “Estamos en época política, quieren justificar de alguna manera que hacen algo (…) quieren sacar ordenanzas que no se pueden efectivizar”.

Finalmente, insistió en que la problemática requiere un abordaje serio, empático y desde lo cognitivo, no solo desde lo normativo. “No hay que tomarlo con liviandad”.