Se conoció una foto de "Pequeño J" y las chicas asesinadas, semanas antes del crimen
Tras la detención en Perú de Tony Janzen Valverde Victoriano, alias “Pequeño J”, y Matías Ozorio—los principales sospechosos de planificar y ejecutar el triple crimen narco en Florencio Varela—, se ha revelado una imagen clave para la causa. La fotografía, extraída de una cámara de seguridad, documenta un encuentro crucial entre “Pequeño J” y una de las víctimas, Lara Gutiérrez, dos semanas antes de la masacre.
La imagen, a la que accedió Infobae, data del 6 de septiembre pasado y fue capturada por una cámara particular en el barrio porteño de Flores. En ella se ve a Lara Gutiérrez, de 15 años, vestida de negro, caminando junto a “Pequeño J”, quien lleva una remera oscura y jogging gris. Este encuentro, según la investigación, también incluyó a un ladero del presunto femicida que actualmente permanece prófugo.
Testimonios recabados por la UFI de Homicidios de La Matanza, a cargo del fiscal Carlos Adrián Arribas, indican que Lara Gutiérrez tenía temor de asistir sola a la reunión y le pidió a una testigo que la acompañara al barrio de Flores. El plan original habría sido encontrarse en La Tablada para luego ir a Morón, pero "Pequeño J" cambió el lugar de la cita a un boliche de la Avenida Rivadavia al 7100 en Flores.
El contacto entre Lara y el ciudadano peruano no se limitó a ese encuentro. Días antes del triple crimen, Lara y Morena Verdi (otra de las víctimas) habrían asistido a una cita en un local de comidas rápidas en Flores. Según los testimonios en la causa, en ese encuentro el sujeto les regaló 200 dólares a las jóvenes y "no les tocó un pelo", en una clara estrategia de seducción y acercamiento.
Según Infobae, el vínculo siguió estrechándose: una semana antes de la masacre, el mismo hombre le habría obsequiado a Lara un oso de peluche y un perfume. Este patrón de acercamiento culminó el viernes, día de la desaparición de las tres jóvenes, cuando supuestamente el hombre la llamó para coordinar un encuentro final.
La difusión de esta imagen y los testimonios refuerzan la hipótesis de que “Pequeño J” mantuvo un contacto planificado y sostenido con al menos una de las víctimas, utilizando regalos y dinero para ganar su confianza en las semanas previas al triple asesinato.