Exclusivo: El presunto asesino del enfermero había sido condenado por homicidio en 2008
Según pudo establecer InformateSalta de manera exclusiva, Franco Jonathan Corvalán, detenido la semana pasada por el homicidio de Leopoldo Núñez, registra en su prontuario una condena por el homicidio de su tío abuelo en la localidad de Campo Santo.
Policiales27/10/2016La condena, según una investigación de este medio, fue dictada el 9 de octubre de 2008 por la jueza de Menores, Lucrecia Palavecino, quien sentenció a Corvalán a la pena de siete años de prisión por el delito de “homicidio en ocasión de robo”, acusación que, casualmente, pesa nuevamente en su contra por el crimen del enfermero.
Según la documentación judicial a la que tuvo acceso este medio, Corvalán fue acusado del asesinato de su tío abuelo, Ignacio Loyola Ibáñez, de 82 años, quien fue hallado muerto en su casa, en una finca de Campo Santo, por una vecina, el 19 de octubre de 2005.
Victoria Altamirano, según los fundamentos de la condena a la que accedió InformateSalta, se acercó hasta la casa del anciano debido a un olor nauseabundo que provenía de la casilla de Ibáñez, pero al intentar abrir la vivienda no pudo debido a que estaba fuertemente asegurada.
La mujer dio aviso a la policía y posteriormente se descubrió el cuerpo de Ibáñez tendido en medio de la habitación. Al realizar la autopsia, el médico, Rogelio Lamas Goda, ya jubilado, descubrió que el anciano había muerte debido a fuertes golpes recibidos en el rostro y cráneo.
Al comenzar las investigaciones, los policías pudieron establecer que días antes el anciano había recibido la visita de su sobrino, Franco Corvalán, quien había llegado a la casa de Ibáñez con su novia, pues ambos se habían fugado de sus respectivas viviendas debido a que la joven estaba embarazada.
Luego de unos días, la muchacha se arrepintió y regresó a la casa de sus padres, mientras que Corvalán permaneció en la vivienda, según testificaron varios vecinos y testigos que visitaron al anciano los días previos al asesinato.
El 22 de octubre, tres días después del hallazgo del cadáver de Ibáñez, la policía detuvo a Corvalán, quien primero negó tener alguna responsabilidad en la muerte de su tío abuelo, aunque posteriormente reconoció que lo había golpeado porque la víctima le dio un rebencazo porque no salió a buscar trabajo.
Los hechos fueron llevados a juicio en octubre de 2008, tres años después, cuando Corvalán ya tenía 20 años, y llevaba más de tres años detenido. El juicio fue presidido por la jueza Palavecino, mientras que Corvalán fue defendido por la defensora oficial, Mirta Giuardino, y la acusación fiscal estuvo en manos de Liliana Lami de García, ya jubilada.
Salió libre en 2012
La audiencia de sentencia se encuentra registrada el 9 de octubre de 2008 con una condena de siete años de prisión en la Unidad Carcelaria Número 1, por lo que quedó establecido que la misma se cumpliría el 22 de octubre de 2012.
De acuerdo a lo ventilado en el juicio, Corvalán no sólo mató a golpes a su tío abuelo, sino que le sustrajo un bolso con elementos de valor que poseía, entre ellos un reloj que luego le regaló a un vecino y dinero. En la vivienda, en tanto, los policías encontraron un hacha, en cuyo ojo, presentaba manchas de sangre, con lo cual quedó en evidencia la violencia con la que se cometió el crimen.
La condena anterior dictada en contra de Corvalán es considerado un dato revelador, pues de la misma surgen ciertos detalles que comprometen al acusado, entre ellos el mismo móvil: matar para ocultar otro delito, el robo.
Esta modalidad se repite con el enfermero Núñez, pues en su acusación penal, el fiscal penal, Pablo Paz, imputó a Corvalán el delito de “homicidio crimins causa”, cuyo testo legal indica el mismo patrón criminal, matar para ocultar otro crimen.
Asimismo, se advierte que tras el asesinato, el joven cerró la puerta de acceso de la vivienda de su tío abuelo, lo mismo que sucedió con el enfermero, pues cuando sus familiares llegaron a la casa, en barrio Castañares, el acceso estaba con llave.
Los registros judiciales, al fin y al cabo, no hacen más que confirmar el grado de violencia y peligrosidad de Corvalán, quien permanece detenido luego de ser capturado en Buenos Aires, donde se ocultó tras el asesinato del enfermero.