Una vida de servicio, desde el mar

Nació en San Ramón de la Nueva Orán y conoció por primera vez el mar cuando ingresó en 1993, a la Armada Argentina, con su flamante título de Auxiliar en Enfermería.

Sociedad 20/06/2017

Gustavo Elías Illesca, Suboficial Primero de la Armada Argentina, hoy se encuentra destinado en el Pañol del Departamento de Cirugía del Hospital Naval Puerto Belgrano, cuenta la revista de la publicación Gaceta Marinera de la Armada Argentina. La carrera naval de este enfermero salteño comenzó hace 25 años cuando un cartel en la Delegación Naval Buenos Aires llamó su atención.

Había viajado de Orán a la capital en busca de trabajo y estudio y mientras tramitaba el título obtenido en la Cruz Roja Argentina de Auxiliar en Enfermería, vio un cartel: “Necesitamos enfermeros”. “No conocía nada de la Armada ni de otras Fuerzas en realidad, pero entré; rendí muy bien el ingreso y luego vine a Puerto Belgrano --al sur de la provincia-- para rendir otro examen donde era la Escuela de Sanidad Naval; en ese momento comenzó mi vida en la Marina”, introdujo Gustavo Illesca.

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“No conocía el mar y recuerdo que cuando empecé el curso de ingreso nos llevaron de comisión a Mar del Plata y en la lancha ARA ‘Cormorán’ hice mi primera navegación por todo el litoral, desde el río Paraná hasta las Cataratas del Iguazú, fue inolvidable. Después sí, conocí el mar muy bien, embarcado”, contó.

Gustavo es técnico en Medicina Subacua, está preparado para hacer los tratamientos de oxigenoterapia y operar cámaras hiperbáricas, cubículos con los que se realizan. En el ámbito naval son utilizadas para descomprimir a los buzos --cuando sufren algún cambio de presión en las profundidades-- y también para pacientes con patologías infecciosas, por ejemplo.

Con sus años de experiencia, Gustavo cuenta con su pequeña empresa de servicios de insumos ortopédicos, un proyecto particular que llegó a concretar con éxito. Confiesa que de chico le impresionaban las vacunas, que recién le empezó a gustar la Enfermería en las prácticas, cuando encontró la vocación en ayudar a las personas. “Luego me gustó tanto que me fui perfeccionando porque hice Enfermería Profesional, la licenciatura en Enfermería y ahora estoy terminando las prácticas en Anestesia”, apuntó.

En su tiempo libre tiene un hobby: “Lo que me desestresa totalmente y me saca de la rutina es dibujar y tallar en vidrio. Recuerdo un trabajo en especial, el de una Virgen de origen boliviano, María de Urkupiña, que significa ‘Virgen de los Cerros’ en quechua”.

 

Misiones y comisiones

El Suboficial Illesca considera que el trabajo del enfermero naval es distinto al del ámbito civil porque “además de la atención sanitaria diaria debemos atender otras responsabilidades en cargos administrativos, como el que hoy llevo adelante en el Pañol”, explicó. Gustavo se encarga de realizar la compra de insumos y el mantenimiento de los equipos destinados al Centro Quirúrgico del Hospital Naval.

Para él, servir a la Patria es venir todos los días a trabajar “y cumplir con la tarea asignada, hoy con aquello que requiera el servicio de Cirugía, desde lo más mínimo que se necesite hasta lo más importante”, señaló.

“También conocer otras culturas en el mundo es propio de la vida naval y esa posibilidad me la brindó la Armada”, agregó. Este profesional de la salud estuvo en la República de Haití en el 2013 y la Isla de Chipre en el 2000 en el marco de Misiones de Paz de las Naciones Unidas. También viajó en la fragata ARA “Libertad” en el ‘99 y el 2010, donde los enfermeros son parte de un gran equipo sanitario que además de atender las cuestiones de enfermedad inculcan medidas preventivas de seguridad y salud a bordo.

“La experiencia es muy linda y aprendés mucho. Considero que todo tripulante de la fragata es embajador argentino en el extranjero, realmente se siente ese cariño cuando uno llega a cada puerto. Conocés lugares hermosos y culturas diferentes, pero siempre terminás extrañando a tu país y a tu pueblo”, destacó.

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Un representante de Orán

Gustavo tiene 44 años, nació en 1972 y es el segundo de cinco hermanos. Tiene a sus padres y dos de sus hermanos en San Ramón de la Nueva Orán y el resto en diversos puntos del país. Su papá trabajó 35 años en un aserradero, su mamá fue embaladora de frutas en un ingenio de San Martín; ambos ya están jubilados y tienen 74 años. “De mis padres aprendí el sacrificio por el trabajo y lo llevo en mi formación; tuve una niñez linda con las limitaciones de ser una familia numerosa”, expresó.

Con su señora Susana y su hermano Rafael comparte el amor por la Enfermería; ella también trabaja en el Hospital Naval en la Sala de Cirugía como personal civil. Juntos tienen dos hijos varones, Nahuel de 21 y Leonel de 19. Nahuel está estudiando Enfermería y haciendo las prácticas en el Hospital Naval también. “Mis seres queridos y mi familia son mi pilar y ellos se sienten orgullosos de mi carrera”, dijo.

“Me pone muy contento la idea de que el mayor se embarcarse en el mismo camino que yo porque también quiere ingresar a la Armada. A Leonel le encanta la tecnología y empezó a estudiar este año analista en Sistemas”, agregó.

La familia se adaptó a la vida de Punta Alta, ciudad cercana a Puerto Belgrano, donde viven hace más de 20 años pero Gustavo dijo que a Salta vuelven todos los años. “Siempre nos esperan y nunca les doy una fecha exacta porque me gusta darles la sorpresa. Vuelvo a Orán por la familia y el sólo hecho de caminar por mi ciudad me hace bien porque me trae lindos recuerdos”, dijo. Gustavo hizo la primaria en la Escuela Doctor Robustiano Patrón Costas ex Nº 234 y terminó el secundario en la Nocturna N° 20.

Describió la tierra donde nació como digno hijo de Orán: “Es una tierra de calor y el verde de sus bosques es impresionante, estamos a sólo 20 kilómetros de Bolivia así que viajamos seguido. Cuando voy, mi mamá me prepara anchi --un postre a base de sémola de maíz, azúcar y jugo de limón que se puede servir con cáscaras de naranja o limón, pelones y/o pasas de uvas según la gastronomía salteña—y nos cocina mazamorras, tamales, surubí y dorado; todas comidas autóctonas de Orán”, reveló.

Y aunque extraña su tierra querida, Gustavo resaltó que acá en la Armada se queda hasta el final; e incentivó a otros a formar parte de la Fuerza: “La Armada Argentina como Institución es una gran posibilidad de trabajo para todos los argentinos. Yo la elijo todos los días porque me ha dado muchas posibilidades y satisfacciones y creo que lo que hago no lo hubiera encontrado en otro trabajo. No son frases hechas, yo realmente lo siento así. El sacrificio lejos de la familia vale la pena”, justificó Gustavo Illesca.

 

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