El “carnaval de antes”, entre el recuerdo y la nostalgia de viejos festejos
Típico, tradicional, el carnaval salteño se vivió desde los albores de la patria. En las plazas, en el parque, en Av. Belgrano o en Gimnasia y Tiro, los recuerdos de las carrozas, los globos de agua y los disfraces aún perduran. ¡Viajá en el tiempo con nosotros!
Sociedad09/02/2018Lic. Juan Anachuri MacíasPasa el tiempo pero el recuerdo del “carnaval de antes” perdura en los memoriosos y en los recuerdos de épocas pasadas, de viejos festejos, de tradiciones que no se viven en el presente, pero logran esbozar una gran sonrisa ante la memoria de las celebraciones que nuestros padres y abuelos vivieron.
InformateSalta decidió viajar en la máquina del tiempo y recordar lo que fueron aquellas viejas épocas, de la mano del historiador Juan Oscar Wayar quien nos contó un poco de la historia: fue la colonización de los españoles la que trajo el carnaval a estas tierras, y en Salta “logró su aceptación como una celebración de alegría y regocijo que año tras año devuelve a su pueblo la felicidad, que hay veces les es esquiva el resto del año”.
Los Tonkas desfilando en el corso del año 1982. Foto Juan Wayar (Nuestra Salta de Ayer)
Cuenta Wayar que, por el 1800, en nuestro país la diversión del corso era con huevos rellenos con agua, antecesores de la bombucha. Ese juego tuvo su réplica en la provincia, donde “algunos se subía a sus caballos y desde ellos pasaban al galope por calles de tierra empapando a la gente. Muchas veces se hacían bandos entre los que estaban a caballo y los que estaban a pie, incluso llegaban a ver algunas grescas, por lo que el Cabildo tuvo que sofrenar estas mini batallas de carnaval, decretando una ley para el sosegamiento de estas actividades”.
Corso del año 1960 aprox., en las afueras de Gimnasia y Tiro. Foto Juan Wayar (Nuestra Salta de Ayer)
Una “ley” para el carnaval en Salta
Tal era la emoción por el carnaval que un periodista decidió publicar en el diario local La Reforma, el ‘jocoso reglamento’ salteño para aprovechar al máximo la diversión. El día 18 de febrero de 1882 se publicó la “ley” que indicaban algunos de estos artículos:
Art. 1º) Es prohibido a todo hombre permanecer metido en casa y a toda mujer negar hospitalidad al peregrino: las puertas de las casas deben estar francas para que todo el mundo entre y salga.
Art. 3º) En vista de la carencia de los pomos, se declara lícito el libre uso del agua, ya sea de pozo o de río.
Art. 4º) Los que no tengan donde bailar durante la noche, la pasarán rezando el trisajio, o en su defecto, rosario de quince misterios.
Art. 10º) Es prohibido el amor secreto en días como estos.
"Carroza" y disfrazados, en Cerrillos. Año 1926. Foto de Nuestra Salta de Ayer.
He llegado al carnaval
Wayar nos cuenta que, en el interior de la provincia, los festejos solían realizarse en alguna casona donde, previas unas empanadas, se jugaba con agua y, a la noche, era el baile con harina y papel picado. Será entre esas festividades donde el 'Rey Momo' pasa a llamarse Pujllay, y su desentierro permanece hasta nuestro días.
Mientras, en Salta Capital las festividades comenzaron en la zona del puente Velez Sarsfield, donde se montaban las carpas a las que llegaban a concurrir hasta 5000 personas, no solo para disfrutar de la algarabía y la música, sino también para degustar sopa de gallina con papas y verduras, empanadas fritas, choclos hervidos con queso, entre tantos platos, mientras la chica y la aloja se servían desde un pozo en la tierra para mantenerlas frías.
"Carroza" desfilando por calle Florida. Año 1945. Foto de Nuestra Salta de Ayer.
El colorido del corso
“En Salta, los primeros corsos serían en 1898, formalmente el mismo se realizó alrededor de la plaza 9 de julio, era vespertino ya que aún no había llegado la luz eléctrica a la ciudad, por lo que la fiesta comenzaba a 17 y terminaba a las 20 horas”, cuenta el historiador.
Los encargados de participar en los corsos eran murgas, disfrazados y, más tarde, las comparsas a partir de 1949. Los desfiles se fueron moviendo por diferentes partes de la ciudad, por ejemplo, calle Florida, luego Avda. Belgrano, después calle Ibazeta, y recientemente en la avenida del carnaval, en zona sur.
Disfrazados en la década del 40. Sobresale el personaje de "Patoruzú". Foto de Victoria Coll (Nuestra Salta de Ayer)
“En los carnavales de antaño una de las mayores atracciones eran ver un encuentro de comparsas, ya que las mismas salían a danzar por las calles de la ciudad en busca de fondos económicos para mejorar sus disfraces etc. Hasta que se toban con otras comparsas que hacía lo mismo y se hay veces había rencillas entre ellas”, nos agrega Wayar para precisar más curiosidades.
Una comparsa pasa frente a una tribuna, en la Av. Belgrano. Año 1984. Foto de Ale Lesalt (Nuestra Salta de Ayer)
Con las “caretas” en las caras
Un portal al pasado es el valiosísimo compendio de revistas Caras y Caretas, que en sus informes de la actualidad de sus años, legaron un testimonio vivo para la posteridad. Entre sus páginas, los aniversarios por la batalla de Salta o la fiesta del Milagro sobresalen, pero es posible encontrar “crónicas periodísticas” sobre el carnaval.
Es como éste artículo de Ernesto Villagrán, con el título EL CARNAVAL SALTEÑO. “Llegar a Salta unos días antes del carnaval es observar al pueblo salteño en su característica permanente: es serio, grave y, si se quiere, algo triste”, retrata Villagrán, quien cambia el giro de su relato al señalar la algarabía de la población en los días de corso cuando “sus fiestas adquieren por ello un colorido propio, que no es posible encontrar fuera de esta tierra”, palabras que sirven para sellar lo particular y propio de este tiempo en nuestra provincia, el cual perdura y se transmite.
El carnaval salteño, en la mirada de la mítica publicación. (Fotos de Nuestra Salta de Ayer)