Cultura, tradición y pluralidad en la Feria Artesanal de los Valles Calchaquíes

Desde recónditos lugares, artesanos y originarios viajan a San Carlos para participar de este encuentro que revaloriza sus creaciones y las acerca a la gente. Entre ellos, comunidades de Rivadavia Banda Norte que llegan por primera vez al predio, nos cuentan sus emocionantes historias.

Cultura 11/01/2019
chaguar

La Feria Artesanal de los Valles Calchaquíes, lejos de ser sólo un evento de exposición y venta, es un evento cultural que revaloriza las creaciones de nuestra tierra. Cada pieza esconde en sí la historia de las manos que la hicieron. En muchos casos, se trata de artesanos que aprendieron de sus padres los oficios que le enseñan a sus hijos, en un eterno legado de cuidado y trabajo manual.

Tinajas de arcilla, piezas de palo santo, coloridos tejidos: para los artesanos, llegar a estas ferias es mucho más que una oportunidad de venta. Estos eventos pasan a convertirse, así, en espacios que permiten la creación de redes interculturales, donde la identidad, desde la similitud y el contraste, toman otro significado.

En estos momentos la Feria Artesanal de los Valles Calchaquíes nuclea a más de 60 artesanos de toda la región, que abandonaron sus hogares para formar parte de este encuentro. Desde Tucumán, desde Jujuy, desde Catamarca, desde recovecos inimaginados de nuestra Salta, los artesanos se hacen presentes con sus creaciones. Sin embargo, esta travesía supone un amplio despliegue organizativo que permite la conexión entre el artesano y los lugares feriales. Es así como desde InformateSalta conocimos la historia de diferentes comunidades wichis del norte provincial, que luego de un gran esfuerzo, lograron llegar a San Carlos por primera vez, para formar parte de esta importante feria. 

Gestión y participación 

Rolo Arias es rector del Instituto Terciario N°6011 de Rivadavia Banda Norte. En su pasado fue artesano y profesor de filosofía, hoy se encuentra acompañando a los artesanos de diferentes comunidades wichis del norte salteño. El aporte de Rolo es de vital importancia en este engranaje, ya que gracias a su gestión, logró que el municipio despierte interés en tener una comisión de artesanos que permita ampliar las posibilidades y participar de diferentes eventos.

“Esto nace como una iniciativa dentro del Gran Chaco americano, dentro de la comisión Trinacional argentina-paraguaya-boliviana. En esos países se le dan mucha importancia a las comunidades. Nosotros observábamos que Rivadavia Banda Norte, Santa Victoria Este y Banda Sur no tienen comisiones culturales de artesanos y tampoco tienen algo que les permita contemplar la promoción de su cultura”, explica Aranda. Ante este panorama, resultaba necesario incentivar la creación de un marco legal que contenga a los artesanos y les permita contemplar nuevos horizontes de exposición y venta.

A esto se le suman las características étnicas propias de cada comunidad. “Todo es contraste. En el Valle Calchaquí por ejemplo se perdió la lengua materna, el cacan. De esa lengua no hay hablantes, ni gramática, ni registros. Por el contrario, en Rivadavia Banda Norte hay una variedad amplia en lenguas, en cultura, y esto aporta una visión pluriétnica y multicultural a la zona”, explica Aranda. 

  

Rivadavia Banda Norte, presente 

Quienes visiten la Feria Artesanal de los Valles Calchaquíes, encontrarán en el stand 14, en el centro de la plaza, el puesto de estos artesanos que por primera vez llegan a San Carlos. Son indígenas wichis de Los Ranchitos, La Cortada, Chañar 2, Los Blancos y Morillo que llegaron a compartir sus experiencias y mostrar sus trabajos.

Para Rolo Aranda estas ferias tienen un valor incalculable para los artesanos: “Tiene importancia en tres órdenes. Primer, en el orden personal del artesano, que se siente valorado por los turistas que lo visitan en el predio ferial. A nivel personal se sienten valorados. Segundo, al tomar contacto con otros artesanos más organizados se genera un impacto social importante en el que ellos llevan la palabra y experiencia a otros artesanos para tener un espacio propio en Rivadavia Banda Norte. Se toma como fundamento una relación intracultural donde se debe respetar las diferencias, en contraste a la fuerte discriminación que a veces reciben las comunidades. Tercero, el impacto en su economía: se vende a mejor precio que en la localidad. Tenemos impacto personal, social y económico. Por último, el impacto cultural que nos genera el encuentro con otras culturas como la calchaquí, o de otros países”, evalúa Aranda. 

  

Historias de vida 

Para Rolo Arias, cuando los medios de comunicación están al servicio de las demandas populares ayudan a construir una nueva sociedad plularista y respetuosa con nuestro pueblos originales. Por ello quisimos conocer la historia de algunos artesanos que llegaron a San Carlos desde Rivadavia Banda Norte. 

Los primeros en acercarse fueron Guido Vega y Adriana Solís, de la comunidad Chañar 2. Ambos muestran en la Feria Artesanal de los Valles Calchaquíes sus artesanías en palo santo y chaguar. “Es la primera vez que hacemos este viaje”, nos dice Guido, a lo que agrega: “es lindo conocer a la gente que viene hasta aquí. Así uno va conociendo gente, conocemos la montaña, donde estamos la montaña es distinta. El lugar es muy bonito, su clima… Es la primera vez que salimos del Chañar. Estamos mostrando nuestras artesanías, cuesta mucho pero seguimos haciendo cosas. Es una experiencia muy importante para nosotros”. 

 

Luego del matrimonio de Chañar 2, llegó el turno de Julio Torres, artesano wichi de la comunidad Los Ranchitos. Para Julio esta oportunidad le permite darle otro valor a su trabajo: “Allá en la comunidad a veces no nos quieren pagar por nuestro trabajo. Nuestro trabajo es a mano, es todo rústico, la maquina no existe para nosotros, es todo manual y nos demora mucho para trabajar”, explica. En su mesa pueden verse piezas de madera, desde 60 cm, hasta Cristos que alcanzan el metro sesenta de altura. Según explica Julio, puede llevarle hasta dos semanas de trabajo lograr hacer un Cristo de pie. “Si usáramos máquina lo haríamos en un segundo, pero hacemos todo con la mano. El trabajo también incluye ir a buscar al monte el árbol… y uno no va a buscar cualquier madera, tiene que elegir la madera para hacer el trabajo. Cuidamos el monte, cuidamos lo que ocupamos y nada más porque si ocupamos todo y no cuidamos después hay que ir a buscar o comprar a otro lugar la madera. Es una forma de defender la cultura, por eso a los jóvenes les decimos que aprendan que sigan haciendo trabajo”, finaliza Julio.

Conocimos estos testimonios gracias a la gestión de la Intendencia de Rivadavia Banda Norte y su Secretaría de Cultura y Turismo, quienes nos facilitaron el contacto con Rolo Arias, sin embargo, cada stand que ocupa en estos momentos la plaza central de San Carlos tiene su historia, que invita a ser escuchada por cada visitante que llega al valle. 

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