Caso Cintia Fernández: Condorí y una complicada imagen por revertir

Tras una cadena de audiencias que se extendió por 14 días, sin que ninguna de las sesiones tuviera desperdicio, el juicio contra el policía, Mario Condori, por el homicidio de Cintia Fernández, ocurrido el 28 de abril de 2011 en su departamento del barrio Parque La Vega, se prepara para su jornada final, el jueves próximo cuando se conozca el veredicto.

La defensa y  la fiscalía preparan sus alegatos; y  las partes  ahora tendrán todo el protagonismo, se preparan en búsqueda  de revertir la pésima imagen que dejó no sólo su cliente sino también las de los dos abogados que conducen la estrategia legal, Daniel Luna y Alejandro Eckhardt, quienes incluso tienen pendiente una llamado de advertencia que en el veredicto, el tribunal de juicio deberá resolver.

Tanto por el cúmulo de pruebas, los pormenores científico forenses del caso y las controversias surgidas a lo largo de las declaraciones de los testigos, el debate exigió la atención puntual de cada prueba por parte de los jueces, esta vez comandados por la magistrada Norma Vera, quien comparte el estrado con los vocales, Roberto Lezcano y Paola Marocco, de la Sala IV del Tribunal de Juicio.

La presidenta  Norma Vera, fue la que más protagonismo tuvo, y no tanto por las formalidades propias del debate público, sino por las constantes e inusuales planteos defensivos, las interrupciones externas suscitadas por algunos periodistas; todo ello potenciado por testigos que llegaron para intentar imponer un libreto a la medida de Condorí.

Sin dudas este juicio se convertirá en uno de los más resonantes del año. Y los ingredientes que así lo hacen tienen que ver, primero con la lucha que llevó adelante la madre de la víctima, Ana Fernández, por ocho largos años para que la investigación concluya y el principal acusado, en este caso el policía Condori, llegue a juicio.

También las evidentes falencias acaecidas durante la investigación del hecho, algunas de las cuales, durante este debate, quedaron expuestas como parte de una estrategia proyectada para ganar impunidad, y en la cual el principal órgano de investigación policial de aquellos años, la Brigada de Investigaciones, quedó seriamente comprometida por ser funcional al acusado, un integrante de esa área especializada.

Por último la inédita decisión del tribunal de detener por falso testimonio a tres testigos, dos de ellos policías. Un cuarto testigo, en tanto y también integrante de la fuerza policial, logró evitar por ahora las rejas, aunque su situación es investigada por el presunto delito de incumplimiento de deberes de funcionario público.