Ginobili renunció a la mística de la Generación Dorada
Manu otra vez afuera del Mundial. Pudo hacer más para estar. Optó por San Antonio. ¿Debió dejar de lado intereses personales?
Deportes01/08/2014Una vez más, al igual que en 2010, Emanuel Ginóbili, el mejor basquetbolista de todos los tiempos y quizá el deportista más emblemático de la historia del deporte argentino, se queda afuera del Mundial de la especialidad. Hace cuatro años, para Turquía 2010, justificó su ausencia por el nacimiento de sus mellizos y por no encontrarse al 100% físicamente. Este año la historia se repite, en diferente contexto, con el mismo resultado.
Hace unos días, San Antonio Spurs hizo uso de la cláusula FIBA/NBA que establece que las franquicias estadounidenses están obligados a ceder a sus jugadores a las distintas selecciones siempre y cuando estos se encuentren sanos. El inciso C de la cláusula I dice lo siguiente: “Los jugadores no están autorizados a participar con un equipo nacional en actividades de entrenamiento o de competición cuando hay una razonable preocupación médica acerca de que tal participación pondrá al jugador en sustancial riesgo de lesión, enfermedad u otro daño".
Manu sufrió una fractura por stress en el pie derecho en la final de la NBA ante Miami Heat, aunque esto no le impidió terminar la serie y consagrarse en el mejor básquet del mundo por cuarta vez.
Pasaron los días y la lesión parecía curada. Para él mismo y hasta para el cuerpo médico argentino. Aunque no para San Antonio, quien notó en los últimos estudios, supuestamente, secuelas del traumatismo. El mismo médico de la Selección, Diego Grippo, aseguró: “Jamás hubiésemos puesto en riesgo a Ginóbili”.
En cuanto a competencias se refiere, NBA y FIBA parecieran ser constantes rivales. La Federación Internacional tratando de tener a los mejor del planeta en cada competencia y la liga norteamericana cuidando sus intereses deportivos y financieros. La historia, y acá me detengo, lleno de rabia y desilusión, debió ser de otra manera. Ginóbili no hizo todo lo que tuvo a su alcance para jugar este Mundial.
Ginóbili debió, más allá de todos los trastornos que esto puede ocasionar, estar en este Mundial y si era necesario declararse en rebeldía ante la franquicia, jugándosela por los colores de su país. Un jugador hecho, con sólo un año más de contrato en San Antonio, sin mucho que perder, pudiendo acercarse de manera brillante a la gloria deportiva y marcando un hito para cualquier atleta que tenga como destino defender su bandera. Tal vez sea sencillo expresarse desde aquí. Es el sentimiento que le queda al amante del básquet, que no ve pasar los días para ver a su ídolo dentro del rectángulo de juego con la camiseta blanquiceleste.
En esta novela sin fin de clubes, selecciones e intereses, hemos visto un un sin número de ídolos deportivos dejar dinero, dolencias y hasta aspectos personales en busca del honor.
Es verdad que el futuro de Ginóbili seguramente estará ligado a San Antonio tras el retiro y es noble y de caballeros cuidar con diplomacia las relaciones. Aunque la sensación que flota en el aire es que él, como emblema nacional, debió dejar de lado cuestiones personales y disputar, tal vez, el último torneo grande de su carrera vestido de Argentina.
Fuente: Portal de Internet