Cocineras solidarias: “Dios es grande y hace que todo se multiplique”

Todas las mañanas, un grupo de mujeres de Villa Chartas pone manos a la obra: con grandes ollas comunitarias ayudan a los más necesitados para que retiren un plato de comida. En cuatro días ya asistieron a más de 450 personas y piden donaciones para continuar con este acto de solidaridad y entrega, en tiempos difíciles.

Sociedad 30/03/2020
olla popular

En situaciones difíciles afloran los corazones solidarios que, lejos de dejarse vencer, se ponen en pie para hacer sus aportes a la sociedad. En este caso, nos dirigimos a Villa Chartas, donde Priscila, junto a su madre y dos vecinas, decidieron no quedarse de brazos cruzados durante esta cuarentena y ayudar a quienes necesitan llevar un plato de comida a sus mesas.

Desde el pasado jueves, estas cuatro mujeres decidieron calzarse la cofia y el delantal para preparar comida en cantidad: “El primer día teníamos 4 kg de harina, 2 kg de arroz y puré de tomate, nos la ingeniamos y le dimos de comer a 80 personas”, nos cuenta Priscila, quien entre entusiasmo y emociones encontradas demuestra la satisfacción que le produce poder ayudar.

“Después del primer día, la gente fue haciendo un de boca en boca y empezaron a sumarse más personas. El sábado entregamos 130 platos de comida y ayer 170”, dice Priscila, quien nos explica que ante la restricción de circulación por la cuarentena, cumplen con el aislamiento y esperan a la gente necesitada en su casa, ubicada en Laprida 723, donde preparan la comida.


“En un momento de mi vida, yo también necesite un plato de comida, por eso comenzamos con esto: Dios es grande, hace que todo se multiplique”


Dentro de los testimonios que esta experiencia les deja, Priscila nos cuenta que de esta forma pudieron conocer cómo está atravesando esta pandemia la gente más carenciada: “Se acercan con un tupper o con un plato; a muchos les da vergüenza, otros nos cuentan sus problemas llorando: uno va tomando contacto con la realidad de las personas que llegan”, dice.

A partir de esta movida, la gente del barrio se fue solidarizando con la causa y acercaron algunas donaciones para que las mujeres puedan seguir con esta hermosa misión. Sin embargo, la ola se expande y cada vez más personas tocan su puerta. Por esto, Priscila y sus compañeras de cocina piden donaciones de alimentos que les permita mantener esta olla solidaria al menos hasta que pase la cuarentena. Las mismas pueden enviarse a su dirección, en Laprida 723.

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