Verbitsky: en el entorno de Cristina creen que “con el Fondo o sin el Fondo, el país saltará por el aire en un mes”

Política20/03/2022
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El periodista Horacio Verbitsky este domingo en su web señala que en el entorno de Cristina Kirchner se cree que el país "va a saltar por el aire dentro de un mes".

Verbitsky, de estrecha confianza de la Vicepresidenta, señala que la pelea entre Cristina y el presidente Alberto Fernández "no se trata de cuestiones personales, sino de diferencias políticas profundas. Exactamente al revés de lo que pregona la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti".

"El Poder Ejecutivo sintió alivio al comprobar que una amplia mayoría refrendó en ambas cámaras del Congreso el acuerdo con el FMI y observó al kirchnerismo como una disidencia minoritaria. Impulsado por sectores de la oposición y por los medios que desde el día uno intentaron dinamitar la relación con la vicepresidenta, fantasea con una nueva relación de poder que le permita independizarse. Para ese tipo de ensoñaciones nuestra bella lengua tiene una expresión acuñada en su infancia campesina: tomar el rábano por las hojas", escribe Verbitsky, y continúa:

Lo que vendrá

Durante la discusión de la semana anterior en la Cámara de Diputados, un colaborador de Cristina dialogó con un legislador que había anticipado su voto positivo.

—No quiero ser responsable de que todo salte por los aires dentro de cinco meses— argumentó el diputado.

—Con el Fondo o sin el Fondo, todo va a saltar dentro de un mes— fue la respuesta que lo enmudeció.

A disgusto y con muchas dudas, cambió su voto positivo.

Esos son los términos de un debate que es imposible zanjar hoy. El Presidente está convencido de que firmó una tregua con el FMI, que le dará tiempo al país para crecer y, a su tiempo, pagar. Cristina piensa que es un pacto suicida, que agravará la crisis sobre los hombros de los más vulnerables. Él se ilusiona con su proyecto reeleccionario en 2023.

Ella da por perdidas las elecciones del año próximo y piensa en el mes que viene. Es la misma discrepancia que tuvieron antes de las elecciones primarias de hace seis meses: Alberto confiaba en un resultado favorable y Cristina estaba segura de lo contrario. Si perdimos con 10% de crecimiento y sin FMI, ¿cómo podríamos ganar ahora?, pregunta. Que haya tenido razón entonces, no significa que la tenga también ahora.

En diciembre de 2020 CFK reclamó “alinear salarios y jubilaciones con precios, sobre todo de alimentos, y tarifas. El 65 ó 70% de la actividad económica la mueve la demanda, que sólo puede lograrse con buenos salarios y jubilaciones, y con precios accesibles de los alimentos. Se puede hacer, como lo hicimos durante doce años y medio. Y por eso volvimos, además de por la unidad. Si uno no sabe cómo llegó, es probable que tampoco sepa cómo ir”.

La inflación de alimentos en 7,5% en febrero asigna una incandescente actualidad a su diagnóstico. Cuando Alberto anunció que el viernes comenzaría la guerra contra la inflación, Ricardo López Murphy preguntó:

—¿A qué hora?

CFK cree que la victoria electoral no depende de la unidad de los dirigentes sino de cómo le va al pueblo. Esas visiones contrapuestas se reiteran al evaluar la sanción legislativa: el entorno presidencial y la trifecta mediática celebran que lo que han bautizado como cristicamporismo no haya arrastrado ni a la mitad de los bloques de cada cámara. En la otra orilla desdeñan ese álgebra parlamentaria y confían en el arraigo popular de sus planteos, que podrán acrecentarse si se cumplen sus pronósticos sobre los efectos de lo que despectivamente llaman Pacto. La adhesión del pueblo no es su único activo: incluso dentro de las filas del Grupo Callao abundan integrantes, hijos y parejas que no admiten el enfrentamiento con Cristina que otros atizan.

Para quienes observan sin ser parte, sólo queda esperar que los acontecimientos se desarrollen para saber quién previó con mayor claridad lo que se avecina.

Cada cual atiende su juego

También difiere el estado de ánimo de los protagonistas. Cristina supone que si sus vaticinios son certeros, Martín Guzmán volverá a la academia, Matías Kulfas encontrará empleo en una consultora, Miguel Pesce irá a un banco privado, Vilma Ibarra a un estudio jurídico o al departamento legal de una empresa, Alberto a su cátedra y los paneles de televisión, mientras que todas las furias del liberalismo reciclado o del fascismo neo en auge se dirigirán en contra de ella y de su familia, esos oscuros objetos de deseo.

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