La exagerada victimización del PO

Decir que si no les dan la presidencia del Concejo Deliberante por haber sacado más votos constituye un “golpe de estado”, es un exceso carente de justificación. El desapegado a las reglas del PO.

Opinión 20/11/2013

Nadie puede negar el masivo apoyo que recibió el Partido Obrero en las pasadas elecciones, donde en capital obtuvieron 9 de los 21 concejales que componen el cuerpo deliberativo. Pero decir 9 no es lo mismo que 11, que son los votos necesarios para imponer la cabeza del CD.

Mientras todos hacen cuentas, lo que está claro es que quien quiera ser presidente deberá negociar (en el buen sentido de la palabra), buscar adhesiones y cautivar el voto de otros bloques. Esto porque el PO, como dijimos tiene 9 concejales, el PJ 6, el Frente para la Victoria 2, el Frente Salteño 2 y Salta Somos Todos 2.

A simple vista, parecería que el PO es quien la tiene más fácil, ya que requiere 2 votos más que los propios, aunque claro, genéticamente no se llevan bien con nadie, desconfían de cualquier acuerdo, dicen que no tranzan con nadie y de esa manera, quedarán solos, con sus 9 votos.

Los partidos que entienden de la democracia saben que negociar no es siempre mala palabra, que dialogar, buscar puntos en común, llegar a acuerdos, forma parte de la vida política.

El argumento de que la presidencia fue siempre para la primera minoría, es forzar la norma, ya que reglamentariamente presidente es quien resulta elegido por la mayoría de sus pares, y no un representante de la fuerza que más votos haya obtenido.

La desesperación y “agrande“ que tienen los referentes del PO, con Borelli y Cerrano a la cabeza, los lleva a cometer locuras y decir barbaridades tales como que esto constituye un “ataque brutal al mandato popular, un verdadero golpe de Estado”.

Muchachos encolumnados en la ideología inaplicable de un pensador ruso del siglo pasado, ideólogo de un modelo de sociedad revolucionaria que nunca pudo aplicarse, la democracia tiene sus reglas y hay que aceptarlas. No es digno llorar por los cuatro vientos, inventando fantasmas donde no los hay y fomentar un escenario de violencia. El rol que ocupan hoy en la sociedad les exige madurez y responsabilidad, por respeto a los que los votaron.

Fuente: www.informatesalta.com.ar

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