Conmovedor relato de dos hermanitas que eran abusadas por su padrastro  

Policiales 21/08/2022 InformateSalta InformateSalta
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Por más de dos años, vivieron un calvario. Por las noches, una de ellas usaba el celular para alumbrar al acusado y evitar así que abuse de su hermana. Ambas, le contaron todo a su madre, pero ella decía que todo era “una fantasía” de las niñas.

Según conocimos en InformateSalta, después de cinco años, la Sala II del Tribunal de Juicio hizo justicia y condenó a un hombre de 57 años a la pena de 11 años de prisión por los aberrantes abusos sexuales cometidos en perjuicio de dos hermanitas, hijas de su pareja. Es más, el juez que dispuso la condena, Ángel Amadeo Longarte, revocó el beneficio de prisión domiciliaria del que gozaba y lo mandó derecho al penal de Villa Las Rosas.

En el rosario de delitos cometidos en perjuicio de las dos niñas, cuando tenían entre 8 y 9 años, el tribunal consignó el de abuso sexual gravemente ultrajante, promoción de la corrupción, suministro de material pornográfico a una menor, abuso sexual con acceso carnal, todo ello agravado por la guarda y convivencia.

Según surge del expediente del caso, el que se resolvió este viernes a través de un juicio abreviado, este medio pudo conocer los graves abusos sufridos por las niñas desde 2017, cuando la menor de ellas -en una declaración por circuito cerrado- reveló los abusos sufridos.

En ese relato, la menor sostuvo que el acusado, con domicilio en barrio Ceferino, le tomaba fotos a su madre desnuda en la bañera, entre otras poses obscenas. “Yo le conté a mi mamá que él (por el acusado) me metía la salchicha por la cola”, lo que sucedía cuando veía televisión.

La menor, quien esos momentos tenía 8 años, indicó que todo ocurría luego de que la madre se dormía. “Mi mamá siempre dice que ella me veía, pero estaba realmente dormida”, explicó la menor, quien afirmó en todo momento cómo eran los abusos de su padrastro.

Pese a ello, su madre aseguró que todo “eran fantasías” de su hija. En la intimidad, en tanto, la madre le pidió a la menor que no diga nada porque los iban a separar, mientras el acusado se arrodilló y les pidió perdón, pero igualmente siguieron los abusos, tanto hacia ella como en perjuicio de su hermana.

De alguna manera, el acusado y su pareja lograron evitar el accionar de la justicia, al menos por un par de años, pues luego las menores terminaron en un hogar de la Secretaría de la Niñez, ubicado en barrio de Tres Cerritos, donde el relato, ya no sólo de una de las niñas sino de ambas, se tornó creíble y se inició el proceso penal contra su padrastro.

Informe de los abusos

La licenciada Claudia Oviedo, de ese organismo, brindó un informe contundente sobre el caso. La profesional indicó que entrevistó a las dos niñas, quienes le dieron detalles de los abusos sexuales sufridos durante toda su niñez a manos de su padrastro.

Las menores contaron que los abusos eran constantes, incluso un día antes del ingreso de ambas al hogar. Relataron que, por lo general, sucedía en las noches y en la casa del acusado. En diferentes ocasiones, las besaba en la boca, para luego hacerlo en sus pechos.

Previo a ello, les mostraba videos pornográficos, escenas que luego repetía con las pequeñas. Además de los accesos carnales, el sujeto sometió a las niñas a prácticas de sexo oral, según surge de las sesiones que tuvieron ambas víctimas en Cámara Gesel, donde las profesionales utilizan muñecos para que las víctimas puedan expresar los abusos sufridos.

Una de las niñas contó que el acusado “les hacía cosas malas a ellas dos, a ella le metía su coso atrás, le decía que le chupe ese coso, la obligaba, ella no quería, pero lo hizo. Un día estaba encima de ella, le metió atrás su coso y le dolía”.

Para poder accederlas, el acusado usaba su teléfono celular, el cual le prestaba a una de las niñas, para entretenerla y así poder abusar de la otra. Esta táctica, sin embargo, perdió efecto, cuando las niñas descubrieron que podían usar el aparato para alertarse una a otra y poner en descubierto al abusador.

Fue así que, días antes de ingresar al hogar, cuando el abusador intentó atacarlas, una de ellas alumbraba (con la linterna del aparato) al acusado en el momento que iba a abusar de su hermana, estrategia que sirvió en algunos casos, pues el sujeto había logrado tener tanta ascendencia, que prácticamente hacía lo que quería.

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