Fue un día especial para la gloriosa carrera de Manu Ginóbili. Uno más para ese argentino que nació en Bahía Blanca y llegó a convertirse en uno de los deportistas más importantes en la historia del deporte argentino. Quien supo ganar cuatro anillos de la NBA con los San Antonio Spurs fue introducido al Salón de la Fama del básquet.
Manu es el primer argentino en ingresar al reconocido Naismith Memorial Basketball Hall of Fame en Springfield, Massachusetts, la ciudad donde nació uno de los deportes más populares del mundo. Ese mismo espacio al que pertenecen nombres como los de Michael Jordan, Magic Johnson, Larry Bird, Bill Russell y cientos de leyendas más que ocuparon su lugar con pasado como jugador o jugadora, entrenador o entrenadora y otros actores que se destacaron en su relación con la disciplina.
La gloria de San Antonio Spurs fue el último de los 13 homenajeados en subir al escenario y cuando se anunció su nombre el teatro reaccionó con una ovación, algo que no había pasado hasta entonces: “Esos videos fueron increíbles, ha sido un largo viaje. Para jugadores como yo, los logros individuales no son importantes, estoy aquí por haber sido parte de un equipo. Uno de los equipos más importantes de los 2000, tal vez el más importante”, dijo apenas tomó el micrófono y luego de que en las pantallas varios de sus ex compañeros hayan hablado sobre lo importante que fue para la NBA. De inmediato, le agradeció a Gregg Popovich, su entrenador en la franquicia texana, presente en el evento.
Luego, Ginóbili hizo un repaso por sus comienzos en la Liga Nacional, sus estadía en el baloncesto de Italia, en el Viola Reggio Calabria, hasta su llegada a la NBA. “No lo podía creer cuando me dijeron que había sido drafteado por los Spurs. Tenía cero expectativas, no había tenido ninguna conversación y mi agente tampoco sabía que me iban a elegir. No hubo sombrero ni conferencia de prensa”, recordó sobre el día que fue elegido en el Draft en el puesto 57.
Llegó el momento de referirse a sus ex compañeros, como Tim Duncan: “Uno de los mejores jugadores de la historia. Aprendí mucho de ti, de cómo ser un ejemplo en la cancha”. Y también le dejó un recado a Tony Parker, uno de sus invitados: “Nunca dejamos que nuestros egos nos alejaran, sabíamos cuando era tu tiempo y cuando era el mío, que al principio era menos”, en recuerdo de sus primeros partidos en la NBA, cuando el argentino era poco protagonista y el francés era la gran estrella.
Manú también le dedicó unas palabras a la selección argentina, con la que ganó la medalla de oro en Atenas 2004: “Lo más loco de mi carrera es que a la vez que crecía mi carrera con los Spurs tenía una igual de increíble con la selección argentina. Siempre lo hicimos todo como equipo. Valoro todos los títulos, los encuentros, las charlas, el jet-lag, los desayunos muy temprano. Eso es hermandad y ojalá tengamos más aventuras dentro de la cancha”.
Sin dudas, el momento más emotivo fue cuando pidió hablar en español para referirse a su familia y no pudo contener la angustia al hablar sobre su padre, ausente en la ceremonia por una delicada situación de salud: “Papá, cómo me hubiese gustado que estuvieras acá, mi primer fiel y más grande seguidor. Te extraño mucho viejito”.
Ginóbili llegó a ser considerado en su primer año de elegibilidad y luego de competir con 50 candidatos. Tuvo que pasar tres filtros y lo hizo de manera holgada tras la elección en cada caso de un comité de expertos que lo seleccionó por encima de otros postulantes. No hizo falta repasar por demás su carrera para saber que, en algún momento, quien supo vestir la camiseta número 20 de los San Antonio Spurs durante 16 temporadas, iba a llegar al sitio donde descansan los apellidos de las leyendas del básquet, en su mayoría que pasaron con éxito por los Estados Unidos.