Por nueve años, un empleado de comercio de 24 años abusó de su sobrino. Todo comenzó cuando el niño tenía 6 años, oportunidad en la que el abusador lo obligaba a que toque sus partes íntimas, para luego hacer que le practique sexo oral y finalmente, lo violó. Fue tal el daño emocional causado la víctima tomó como natural lo sucedido e incluso llegó a sentir culpa.
Estos abusos se extendieron hasta el año pasado, cuando el menor entendió que no era algo normal y mucho menos su culpa. Fue entonces que se animó a contarle todo a su mamá, quien el 25 de abril del año pasado radicó la denuncia en la policía.
Como resultado de ello, el abusador fue detenido y la semana pasada, a través de un juicio abreviado, donde se confesó culpable, resultó condenado a la pena de 8 años de prisión.
InformateSalta pudo conocer detalles desgarradores del caso, entre ellos el hecho de que la víctima, aún después de que su abuela falleció, siguió yendo a su casa para dormir en su pieza, ya que la extrañaba y aseguraba que al hacerlo sentía que ella estaba presente.
Esta situación, lejos de ser entendida desde el dolor generado por la ausencia, era aprovechada por el tío del menor, quien había comenzado a abusar del pequeño, aun cuando su abuela estaba con vida, lo que hizo metódicamente hasta llegar al abuso carnal.
Según surge del fallo condenatorio, dictado por el juez Pablo Farah, de la Sala III del Tribunal de Juicio, todo comenzó cuando el menor, que dormía en una cama en la misma pieza donde también lo hacía su abuela, vio entrar al cuarto a su tío, en ese entonces de 15 años, quien lo obligó a tocar su pene.
Posteriormente, y cada fin de semana que visitaba a su abuela, el acusado repetía el abuso, aunque con el tiempo, el sometimiento fue de menor a mayor.
El mal naturalizado
Antes de aparecerse en la pieza, siempre después que la abuela se dormía, el tío le mandaba mensajes por el celular a su sobrino, a quien le preguntaba qué hacía, para confirmar que estaba despierto y así cometer sus abusos.
Con los años, el acusado fue más allá y lo abusó carnalmente, a quien le hizo creer que lo que hacían era algo normal, pero que no debían hablar de eso con nadie. A veces, según el relato de la madre en su denuncia y del propio niño al ser entrevistado por psicólogos, se pudo establecer que el acusado se presentaba totalmente ebrio.
A los quince años, y después de revelarle lo que sucedía a una amiga por la web, el menor comenzó a percatarse que lo que hacía su tío con él, no era normal, como le había hecho creer, como así tampoco tenía culpa de ello, sino que era la víctima.
Convencido de ello, delató al acusado con otras dos tías, para luego revelarle a su madre. Esto motivó no sólo la intervención de la justicia, sino también de expertos del Cuerpo de Investigaciones Fiscales, quienes lo contuvieron a fin de comprender la situación por la que atravesaba.
La muerte de su abuela, en el 2020, también considerada como un detonante para el caso, pues el menor, que extrañaba a la misma, pues lo había criado desde que era muy chiquito, solía regresar a la casa de su abuela para quedarse a dormir.
Tras ser delatado, el acusado, quien se desempeñaba como empleado comercial, fue detenido y llevado a juicio, instancia en que su defensor, el abogado Roberto Reyes, acordó con la fiscalía una pena de 8 años de prisión por los abusos sexuales cometidos en perjuicio del menor.