Alicia Pulo es una de las integrantes de la familia que año a año prepara las coronas que lucen en la procesión los Santos Patronos. Las imágenes llevan entre 8 mil y 6 mil claveles que son cuidadosamente colocados en sus coronas. Por radio CNN Salta, la mujer contó todos los detalles.
La tradición familiar se remota al 1860 aproximadamente. “Una bischozna abuela nuestra empezó, nosotros somos la sexta generación en armar la corona. Ella empezó a ver que las imágenes salían como muy pobres, ella tenía una finca que se llamaba las Norias, estaba ubicada en Rivadavia y Pueyrredón, lo que hoy es pleno centro, de allí utilizó las flores para hacer las coronas por eso las primeras coronas eran con distintas flores y distintos colores”, recordó.
Con el paso del tiempo, “no sabemos bien en qué año se empezó a hacer la donación de claveles de cada uno de los fieles, a partir de ese momento se empiezan a hacer las coronas de los colores que tienen hoy. La corona del Señor es roja porque es sufriente, está crucificado. La corona de la Virgen, nuestra madre, es blanca por la pureza”.
A través de la donación de claveles, la Catedral recolecta las flores que son destinadas para las coronas. “Cada flor, cada clavel que llevan los fieles, nosotros respetamos que esté puesto a los pies de las imágenes o, en los casos en que se quiebran, les sacamos los pétalos y se los entregamos a la Catedral que después son tirados por el campanario cuando llegan las imágenes”.
Actualmente son 4 generaciones las que intervienen en el armado de la corona. “Cuando yo era chica y en ese momento las coronas llevaban 8 mil claveles que se van alambrando uno por uno para que duren y no se caiga durante la procesión. Nosotros consideramos que en cada clavel hay un pedido o agradecimiento, un sacrificio económico de entregar a los pies de la virgen y del Señor, por eso tenemos tanto tenemos respeto a cada una de las flores que nos llegan”, expresó.
Alicia Pulo recordó que la mujer que dio origen a esta hermosa tradición es Doña Josefina Gonzáles de Ovejero. “Nuestros tenemos sobrinos nietos que con tres o cuatro años ya saben cómo sacar los pétalos de las flores, dónde los tienen que poner, desde que somos muy chicos que vivimos esto, se pasa de generación en generación a través de la hija mayor de la familia, todos ayudamos, cada uno va asumiendo año a año el rol que le toca”, señaló.