Un hombre de 37 años fue condenado a 13 años y 6 meses de prisión efectiva por resultar autor material y penalmente responsable del delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por la guarda y la convivencia preexistente con una menor de dieciocho años (continuado), en perjuicio de su hijastra menor de edad.
El juez José Luis Riera, vocal de la Sala VI del Tribunal de Juicio, ordenó que el sujeto sea trasladado a la Unidad Carcelaria. Dispuso que se le realice extracción de material genético para su incorporación al banco de datos correspondiente.
Recomendó al director del Servicio Penitenciario de la Provincia que el condenado realice tratamiento psicoterapéutico.
Los abusos salieron a la luz cuando la víctima le contó a la preceptora, en el colegio, que su padrastro le había pegado y que abusaba de ella. La menor llegó al establecimiento dolorida porque el acusado la había golpeado el día anterior con un cinto cuando se enteró de que ella “se había hecho la yuta”.
La preceptora advirtió que la alumna no podía caminar y le preguntó qué le pasaba. Entonces la menor decidió mostrarle los moretones que tenía en las piernas y brazos, y le contó que el imputado abusaba de ella desde que tenía 10 años de edad.
Expresó que no sabía cómo contarle a su mamá porque su padrastro la amenazaba diciéndole que, si ella hablaba, las iba a matar a las dos y que él no tenía miedo de ir preso.
Luego de lo sucedido en el colegio, la víctima decidió contarle a su madre acerca de los abusos. Ese día el acusado se fue a Campo Quijano y ella le pidió a su mamá que se separe y, llorando, le dijo lo que su padrastro le hacía desde pequeña.
La denunciante llamó al acusado por teléfono para reclamarle y él negó todo. Al rato llegó a la casa, enfurecido, y le ordenó a la víctima que reconociera que había mentido. Primero le ofreció comprarle cosas y luego comenzó a amenazarla haciendo señas con la mano, como advirtiéndole que la iba a ahorcar. También intentó intimidarla recordándole que él era el sostén de la casa y, que si lo llevaban preso, la familia iba a quedar en la calle.
La víctima relató que el acusado primero comenzó a tocarla en sus partes íntimas. Cuando tenía 13 años él la llevó un día a El Carril, a un curandero. Cuando volvían, a la noche, detuvo el auto en la ruta y la accedió carnalmente en el asiento de atrás. A partir de ese momento los abusos continuaron. Pasaba cuando se quedaban solos en la casa.
La víctima contó que a veces el acusado los mandaba a sus hermanos a comprar para poder abusar de ella. También le sacaba fotos desnuda, con su celular.