Caso Paola: Droga, boliches y un acusado ¿gay?
Mientras la Justicia dictó el secreto de sumario en la causa donde se busca a Paola Alvarez, que tiene más de 10 días de desaparecida, una tía contó intimidades de la relación con el único acusado: Santiago Zambrani.
"Estoy aferrada a una esperanza que día a día se diluye, como la luz de mi propia vida, pero no voy a abandonar la lucha por la verdad, aunque me envíen al psicólogo o me echen de la Fiscalía. No, no voy a dejar que mi hija desaparezca sin que nadie me informe algo coherente, porque hasta hoy solo escuché lo que ya sabemos" , dijo Mónica Morales a El Tribuno en su humilde hogar del asentamiento Santa Mónica, en el este de la ciudad, rodeada de su nieta y otros familiares.
Cerca del mediodía la secretaria, de nombre Eugenia, se apersonó a los pasillos de la Fiscalía y les informó que debían retirarse del lugar y regresar a sus domicilios a "esperar", y que si no lo hacían llamaría a la fuerza pública para que las desalojen. La actitud de la empleada judicial enardeció a la mamá de la desaparecida Paola Alvarez, que de inmediato se retiró del lugar.
Santiago Zambrani, el más comprometido a pesar de todos sus dichos y confesiones a través de la web, guarda un secreto que al parecer nadie quiere develar.
Cada día que pasa la verdad huye de nosotros y así podemos terminar en una historia armada, quizá, para que nadie conozca la realidad de un submundo de pobreza marginal, pero también de drogas, dinero y otras cosas.
¿Otras cosas?
En ese contexto una tía de Paola, de nombre Valeria, explicó que salió junto a Santiago y a Paola en un par de ocasiones y que vio cómo se drogaba primero con cigarrillos de pasta base. También dijo que Santiago las llevó a la salida del boliche en su remise, o de su familia, que usaba para "pasear" en el Bajo, donde se bajó del auto e hizo varias tranzas con una decena de jóvenes que allí lo esperaban en la oscuridad. "Tuve miedo -dijo Valeria- pero él me dijo, "no hay problema, aquí todos me conocen'".
La tía relató algo más llamativo aún: "Un día estaba yo en el asiento trasero y Santiago se bajó en el parque San Martín, donde tenía amigos, y yo le dije a Paola, "bien tu amorcito, has visto cómo te mira y te cuida!', y me contestó "no es mi novio, es mi amigo, que no sabés que es gay', me dejó mal y pensando".
Cuando ocurrió todo esto Santiago se comunicó conmigo apenas Mónica comenzó a acusarlo de haberle hecho algo a Paola. Yo, que tenía buena honda al principio, me molesté y le pregunté qué había pasado y dónde estaba Paola. "Trabajando', me dijo. "No te creo', le contesté y me mandó la foto de Paola agachada en un departamento. Ese departamento es de su amigo Dany. La foto fue sacada a las 17.40 con el teléfono de Santiago, entonces Santiago y Dany estaban juntos. A las 21.54 Paola le dice a su madre que había una fiesta en casa de su patrón, Dany, y que se iba a demorar hasta las 24".
A las 19 o poco más las cámaras del Autódromo filmaron el ingreso de Santiago Zambrani y Paola, que vestía la misma remera verde de la fotografía, pero jamás el egreso de la joven. Esta foto, para la familia, es el antes y el después.
Las llevaba y las retiraba del baile, luego las paseaba
No sé cómo ganaba dinero. Cuando tenía el auto hacía pasear a Paola por más de tres horas. Andaban por todos lados. La buscaba a la salida del colegio, a la salida de su trabajo, la controlaba día y noche como si ella tuviera un secreto imposible de develar”, dijo Valeria ayer.
Luego relató que algunos días las llevaba a comer sandwiches al parque San Martín y de paso las hacía pasear por el lugar, donde daban varias vueltas.
“Lo que me llamó la atención es que él nos llevaba al boliche, nos dejaba en la puerta, pagaba las entradas y después se iba. Volvía a las tres horas más o menos y nos llevaba a ‘pasear’. Dos veces nos llevó al Bajo y él se bajó del auto en las oscuridades. A rato volvió y nos llevó a la casa. Yo creía al principio que él era el novio de Paola. Hasta me entusiasmé con esa idea. Siempre pensé que salían. Pero más de una vez me lo negó la propia Paola. Incluso además una vez me dijo que el muchacho era gay; en otra ocasión, en mi propia casa, en el municipio de San Lorenzo, había hecho un cumpleaños y él llevó a Paola y su hijita”.
“Las chicas del barrio preguntaron dónde conoció mi hermana a su novio, porque era muy delicado, no se quería bajar de la camioneta para no ensuciarse los zapatos y ella le respondió ‘bah, es solo un amigo’”.
“Esto se contrapone con la bota ortopédica que abandonó en su aguantadero del Autódromo, llena de barro, cuando esa noche no había llovido y en esa casa no hay barro”, denunció.