La crecida del Pilcomayo les arrebató su casa, viajaron al Sur y viven en la Terminal
Se trata de una pareja y cuatro niños, que a falta de un lugar donde vivir, se refugiaron en la estación de ómnibus de Neuquén. No tienen dinero ni teléfono. Esperan que alguien les dé una oportunidad de trabajo.
Aunque son oriundos de Mendoza, Berenice, de 24 años, y su esposo Jorge, de 29, habían edificado su casa en Salta, en donde vive la madre de ella. Sin embargo, la crecida del río Pilcomayo en 2018, la destruyó por completo.
En vista de ello, la familia Páez y otras 40 más fueron trasladados a Buenos Aires con la promesa de un subsidio, que nunca se concretó. Desamparados, viajaron a Río Grande junto a sus tres hijos. Allí se encontraron con un hermano de Jorge y convivieron amontonados para esperar la llegada de Francesca, la cuarta hija de la familia. “Allá Jorge conoció a un hombre de Córdoba que le prometió trabajo y una casa, y nos fuimos para allá”, relata la joven mamá.
Sin embargo, la suerte les jugó otra mala pasada. Jorge, según indicó Lmneuquen.com, realizó varios trabajos de plomería y gas en Río Cuarto, pero nunca les pagaron. Unos pocos días atrás, los verdaderos dueños de la casa en la que vivían llegaron desde España y les aclararon que habían sido víctimas de una estafa: el hombre que los contrató no era el dueño de la propiedad.
“Intentamos hacer la denuncia pero nos pedían muchos papeles y dinero, que no tenemos”, explicó Berenice. Sin hogar ni oportunidades laborales, juntaron el dinero que les quedaba de las asignaciones de sus hijos y compraron pasajes para viajar hasta donde les alcanzara el dinero.
Desde el viernes, se refugian en la Terminal de Ómnibus de Neuquén sin teléfono ni dinero, y a la espera de que algún alma caritativa les de una oportunidad de trabajo. “Nos dijeron que la ciudad es linda y que acá había mucho trabajo”, detalló la mamá.
Los que deseen colaborar con donaciones o una oferta laboral para Jorge Páez pueden acercarse al sector B de la Terminal. “Si no conseguimos trabajo pedimos que nos ayuden a pagar los pasajes de vuelta a Misiones, donde vive mi abuela, que nos puede recibir”.