Caso Teruel: La víctima contó cómo los abusos le arruinaron la vida
Hoy nuevamente la jovencita que tuvo el valor de denunciar por abuso sexual a Lautaro Teruel, se sentó ante los jueces para continuar con su declaración, ayer inició pero no logró soportar la presión y se descompensó. En un relato pormenorizado contó cómo los abusos que se extendieron por tres años, arruinaron su vida.
Intentos de suicidio, desórdenes alimenticios, cortes, depresión y hasta abandonar el colegio son algunas de las cosas con la que carga día a día, sin embargo tuvo el coraje de denunciarlo, de buscar el asesoramiento de un abogado e inclusive conseguir las pruebas por miedo a que no crean en su palabra.
Hoy tiene 19 años pero todo inició cuando tenía diez, su declaración fue sin la presencia de Teruel en la sala, allí contó que se reunió con Lautaro en el Monumento a Güemes para grabarlo, reconoció que tuvo miedo de que él se dé cuenta lo que estaba haciendo.
Dijo que recuerda que los abusos iniciaron cuando ella tenía solo 10 años porque estaba en quinto grado, y continuaron hasta que ella tenía 13. Sucedían en el baño donde él la obligada a que le practique sexo oral, cuando se negaba él cambiaba el tono de voz y ella sentía miedo, dijo que a veces la agarraba del brazo y la hacía arrodillarse. Otras veces la amenazaba con pegarle. Recordó que lloraba mientras vivía esos momentos.
Las secuelas de lo vivido
Frente a los jueces contó que antes de ser abusada era una alumna promedio y sociable, pero que a partir de los abusos comenzó a tener problemas en el colegio. “Vivía en la dirección, tenía bajo rendimiento académico y no me llevaba bien con mis compañeros. Me molestaba todo y me sentía incómoda estando con mucha gente. A los problemas los creaba yo”, contó.
A partir de los 10 años comenzó a autolesionarse, cortándose los brazos y piernas. Un maestro que le vio las cicatrices le avisó a la directora y la mandaron a hablar con una psicóloga o psicopedagoga que había en la institución. Eso fue aproximadamente a mitad del cursado del quinto grado.
A los 13 o 14 años le diagnosticaron bulimia y anorexia, luego tuvo intentos de suicidio mediante cortes profundos en los brazos y la ingesta de pastillas. Cuando cumplió los 13 años, empezó a buscar excusas para no ir a la casa de los Teruel.
Se asesoró con un abogado
La joven refirió que luego de grabar a Teruel consultó a un abogado que le recomendó un amigo. Se reunió con el profesional a solas y le preguntó si la grabación le serviría como prueba. También le pidió que le explique cómo se radicaba una denuncia. Comentó que, durante esa consulta, el abogado le dijo que ella podía pedir una indemnización y que, por ser los Teruel figuras públicas, posiblemente iban a optar por solicitar un juicio abreviado. Y entonces le explicó en qué consistía ese procedimiento.
La víctima afirmó que nunca le pidió dinero a Lautaro ni a su familia.
Señaló que en tercer año del secundario dejó de cursar. Ella ya había radicado la denuncia contra Teruel y se viralizaron los audios donde le comentaba a su mamá lo que había conversado con el abogado. En los medios decían que ella quería extorsionar a la familia del acusado. “Eso me afectó mucho. Dejé de ir al colegio porque me insultaban, se reían de mí, me decían puta y que yo me la había buscado”, explicó.
Contó que quiso hablar con los padres de Teruel para pedirles perdón por la denuncia que iba a hacer contra su hijo. “Quería aclararles que mi problema era con Lautaro y que con ellos estaba todo bien”, precisó. Contó que el padre del acusado se mostró enojado y que les dijo que todos los chicos “cometían esas pendejadas”. También les advirtió que no tocaran a su familia porque él iba a salir en su defensa. La joven dijo que no recordaba exactamente todo lo que hablaron, pero sí les dijo que tenía contactos en los medios de comunicación.