Juicio Castillo de San Lorenzo: la coimputada se defendió y apuntó contra la denunciante
En la Sala III del Tribunal de Juicio culminó hoy la recepción de pruebas testimoniales en la audiencia de debate seguida contra John Hartwell Cocke Johnston (70), por homicidio agravado por la relación de pareja preexistente y por el género en grado de tentativa, y contra María Eugenia González Henríquez (56), como partícipe necesaria del delito de homicidio en grado de tentativa.
Finalizadas las declaraciones, el tribunal procedió a la incorporación de pruebas y pasó a un cuarto intermedio hasta el miércoles 9 de marzo, a las 9, momento en que se producirán los alegatos. Seguidamente, la jueza María Gabriela González dará a conocer el veredicto.
Luego de la comparecencia de un perito informático del CIF, una empleada del hotel propiedad de Johnston y una psicóloga del Poder Judicial, declaró la acusada González Henríquez. La mujer dio su versión de lo ocurrido el día del hecho denunciado e hizo referencia a otros episodios protagonizados por L. E. V. (denunciante) en el hotel, de los que ella fue testigo.
Para empezar, la acusada aclaró que está separada de Johnston desde hace 23 años y que solo mantienen una relación familiar por las hijas que tienen en común, y comercial por la actividad gastronómica y hotelera que ambos desarrollan en San Lorenzo.
Sostuvo que desde que su expareja inició su relación con L. E. V., hace trece años, su familia vivió situaciones tremendas. Señaló que ella casi siempre estaba en el negocio cuando la denunciante llegaba, siempre con actitud agresiva. “Nos hizo mucho daño. A mí, a mi familia, a John… Nunca conversé con ella. La conocí un día que llegó con John, estuvo veinte minutos y se fue”, relató González Henríquez.
Se refirió luego a posteriores visitas de la denunciante al hotel. Afirmó que el contexto era siempre de mucha tensión porque L. E. V. gritaba, acusaba y generaba escándalo. Ella siempre terminaba llamando a la policía.
González Henríquez aseguró que está injustamente imputada. “En estos trece años he sido testigo de todo lo que esta mujer nos ha hecho. Ella se maneja impunemente, siempre escudada en su hija”, manifestó.
Acerca de lo ocurrido el 26 de febrero de 2020, expresó que era la última jornada laboral en el hotel porque, después de siete años, la familia había decidido tomar unas vacaciones. Aseguró que las habían planificado antes del hecho denunciado y que el receso de 14 días había sido comunicado al personal el 20 de diciembre anterior.
Ese 26 de febrero cerraron las puertas del hotel a las 20.30. El plan era viajar al día siguiente, temprano, rumbo a Córdoba. Y desde ahí partir a Uruguay, adonde habían alquilado una casa.
La acusada dijo que decidió preparar unos sándwiches para el viaje y estaba en la cocina cuando escuchó los gritos de L. E. V. Se asomó y la vio increpando a su expareja. John estaba en el restaurante, comiendo algo, y le hizo gestos con la mano a la denunciante, indicándole que pasara a la recepción.
En ese momento ella salió de la cocina y le dijo a L. E. V. que se retire, caso contrario llamaría a la policía. La declarante sostuvo que la mujer comenzó a insultarla y se le abalanzó con el puño cerrado. Enseguida tomó una silla y fue ahí cuando Johnston la agarró para sacarla afuera. “Estaba sacada. La nena la agarraba de la ropa, se puede ver en las filmaciones”, señaló.
Continuó describiendo la secuencia y admitió que, en ese momento, ella ayudó a John para que pudiera sacarla, empujándolo por la espalda. Henríquez dijo que, apenas lo lograron, cerró la puerta y se quedó adentro. Llamó tres veces al 911 y una vez a la comisaría de San Lorenzo.
Detalló que L. E. V. tiró cinco piedras ya que sabía que ella estaba pidiendo ayuda porque podía verla a través del vidrio. La imputada aseguró que en ningún momento tuvo contacto con la niña. Afirmó que mientras la denunciante amenazaba a John con una piedra y le exigía que el diera los útiles que habían comprado esa tarde, él intentaba calmarla y le decía que ya se los entregaría. Mientras tanto, manifestó, la nena lloraba y le pedía a su madre que se fueran.
González Henríquez afirmó que, cuando llegó la policía, en ningún momento L. E. V. hizo referencia a que la habían querido ahorcar. “Sólo pedía que el entregaran los útiles”, afirmó.
La acusada contó que al día siguiente, a las 8, fue a la comisaría a radicar la denuncia y que comunicó a la policía que estaba por viajar. “Nunca pensé que L. E. V. haría lo que hizo. John siempre fue tranquilo. Siempre quiso que su hija tuviera lo que habían tenido sus otras dos hijas. Ella no puede decir que él no estuvo pendiente”, manifestó.
Al término de la declaración de González Henríquez, la jueza le consultó a John Johnston si quería hablar, pero se abstuvo.
El perito informático del CIF presentó un informe sobre los mensajes y llamadas intercambiados por el imputado y la denunciante el 26 de febrero de 2020.
A continuación declaró una testigo propuesta por la defensa. La mujer que trabaja desde hace veinte años en hotel El Castillo sostuvo que fue testigo de muchos episodios violentos protagonizados por L. E. V. “Ella fue siempre muy agresiva, insultaba. La veíamos bajar del colectivo y corríamos a llamar a la policía”, describió. Aseguró que la denunciante nunca vivió en El Castillo y que en algunas ocasiones, luego de ingresar, se negaba a retirarse.
Finalmente, la psicóloga del Poder Judicial expuso detalles del peritaje realizado a la acusada González Henríquez.