Justicia10/05/2024

Crimen de los hermanitos Leguina, un hecho atroz que aún conmueve a Salta luego de 26 años

Sin dudas el asesinato de los hermanitos Leguina es un hecho que nos conmovió como sociedad y a pesar de que este viernes se cumplen 26 años del hallazgo de los pequeños Octavio y Melanie, el dolor sigue intacto. 

Allá por 1998 los hermanitos fueron visto por última vez el lunes 4 de Mayo, cuando salieron rumbo a la Casita de Belén en el barrio San José para desayunar y después ir a la escuela Nuestra Señora de la Candelaria de Villa Costanera.

En el camino, dos sádicos los secuestraron en la calle Olavarría y los llevaron en auto Volkswagen Gacel amarillo hacia la zona sur de la ciudad donde fueron torturados e incluso Octavio fue obligado por Brandán a presenciar el momento en que Melanie fue abusada por Torrico y luego fueron asesinados.

Pero el hallazgo de sus cuerpos se dio casi una semana después en un descampado de La Silleta,  cuando un hombre encontró la mochila de la pequeña. 

Cabe recordar que las víctimas eran dos de los nueve hijos del matrimonio Miguel Ángel Leguina y María Rosa Pereyra, una familia de bajos recursos que vivía en el barrio Alto La Viña, en la zona oeste de la ciudad. Ese lunes tendrían que haber regresado a las 18 a su casa, como todos los días, pero no lo hicieron y sus padres radicaron la denuncia. Tan solo 24 horas más tarde de sus extrañas desapariciones, un empleado de San Luis encontró la mochila de Melanie. Fue un presagio del horror que la sociedad salteña jamás olvidaría.

Fue un anónimo que mencionó a, un año después del hallazgo a los dos detenidos, Brandan y Torrico. Finalmente en noviembre de 1999 fueron condenados a perpetua. 

Acusaciones al padre de las víctimas y sus vidas en la cárcel 

En la audiencia se supo que durante la madrugada previa al secuestro de los hermanitos Leguina, Brandán y Torrico bebieron y consumieron drogas. Ahí surgió la idea de de secuestrar por venganza a los hijos de Leguina, quien supuestamente había “mexicaneado (robar droga)” a uno de estos. De hecho, en una de las pocas entrevistas que brindó Torrico, al programa Tribu Urbana en 2018, el confeso asesino comentó que el padre de las víctimas también participó en el doble crimen: “Le pediría disculpas a la familia, sobre todo a la madre de los chicos no así a Leguina que estuvo presente en el hecho y eso le podrían preguntar al interno Brandán”.

Torrico y Brandan dejaron de frecuentarse una vez que fueron alojados en el penal de Villa Las Rosas, donde ya cumplen 25 años y dos meses de prisión aunque con dos perfiles completamente diferentes. El perverso criminal que en 2006 protagonizó una fuga y fue recapturado meses más tarde en Buenos Aires. Fue enviado al pabellón R, de máxima seguridad y alejado del resto de la población.  Brandán, en cambio, fue alojado en la celda 37 del C, uno de los pabellones con gente "bastante complicada", aunque su conducta es “ejemplar 10” y el concepto es “bueno 6”. Su única sanción corresponde al 3 de mayo de 2020 cuando le secuestraron auriculares de su celda.

Pedido de libertad y un prontuario que complica a Torrico

El Tribuno pudo averiguar que Brandán pidió durante 2023 el beneficio de libertad condicional pero luego desistió de la misma “porque se plegó al pedido de Torrico”, indicaron fuentes a este matutino. ¿Qué es lo que solicitó el confeso asesino? Pasados los 25 años de detención, pidieron la conclusión de la pena ya que una persona no puede estar detenida por tiempo indefinido”.

Torrico tiene un prontuario más complicado en el penal salteño: llegó a tener celulares a disposición con diferentes llamadas entrantes y salientes. En su expediente hay un apartado sobre la confiscación del celular donde tenía guardadas las fotografías vestido de guardiacárcel: “Del aparato se pudo obtener los siguientes resultados del celular marca Samsung Galaxy Grand2, modelo SM-G710: 4.334 mensajes enviados y 3.256 recibidos, 715 llamadas de whatsapp salientes y 23 entrantes. A su vez, indicaron que del peritaje, surge una carpeta con la denominación "SPPS Corrupción" con las 87 fotos.

"Quiero una oportunidad"

Otra de las declaraciones que surgieron de la entrevista en el programa Tribu Urbana “Quiero decirle a la sociedad que se me perdone y se me de una oportunidad, que en su momento cuando sucedió el hecho era un drogadicto y ahora no lo soy. Quiero rehacer mi vida junto a mi familia que es lo único que quiero”, dijo en la misma entrevista mencionada anteriormente.

La justicia decidirá, en los próximos meses, aceptar o rechazar el pedido de ambos condenados. “El caso de Torrico es más complicado porque no solo no goza de buen concepto, sino que además ningún familiar lo quiere recibir. Su intención, según dijo, es salir en libertad e irse a vivir a Bolivia”.