Reinventarse: muchos salteños optaron por vender comida callejera

En medio de un periodo de recesión, de crisis económica, los salteños empezaron a resignar ciertos bienes y servicios que no pudieron sustentar, pero algo que no se aparta por ser básico y necesario, es el alimento. 

Uno de los rubros que fue en aumento en este último tiempo, fue la comida callejera, esa venta esporádica, muchas veces, de takeaway food o alimentos listos para llevar, entre los que apunta en alto el pollo a la parrilla, las empanadas y los tamales, entre otros. 

Muchos se reinventaron para poder llevar el pan a su casa, como es el caso de Noemi de 60 años, quien, siendo cuidadora paliativa, se dedica hace cuatro años a vender las empanadas salteñas cotadas a cuchillo, tamales y budín de pan en ferias barriales.

En diálogo con El Tribuno, remarcó que la venta de comida callejera creció por la falta de empleo en blanco y por el despido de empleados. 

“Hay más vendedores que clientes y se venden “la vida”, te ofrecen todo, ropa usada, comestibles, limpieza y bazar” comentó Noemí, agregando que la mayoría vuelve a reinvertir lo recaudado.

“La comida es lo que sigue sobreviviendo en todo este caos (…) La gente pobre trabaja, juntan platita entre varios y se dan un gustito”. 

Rafael Ordóñez de 55 años, quien se dedicaba a la albañilería y debió dejar por una enfermedad, hoy vende tamales en su puesto de miércoles a domingo para llevar el dinero a su hogar: “por suerte vendo bien y puedo vivir de esto, pago mis cuentas, los impuestos y descanso lunes y martes”. 

Quien se dedica a vender las famosas papas con queso es Graciela López de 59 años, quien ofrece también masas dulces y tartas tras haber estudiado en el Sindicato de Pasteleros, lo cual le permitió emplear su conocimiento y hacer la diferencia en su hogar: “vengo los fines de semana y me va bien con las ventas, es que la comida siempre sale”. 

Si bien cada uno se afianza en la venta de una comida específica, tuvieron que ir cambiando en la marcha los alimentos que ofrecen por la suba periódica de la materia prima.