Los Marginados16/02/2025

Episodio 4: “Pollo al aceite“, por Nico Cortes

“Unos relatos dedicados a ellos. Esos personajes que viven por las sombras, vestidos de silencios, maquillados por la oscuridad. Generalmente, a un costado del sistema, señalados por prejuicios, subrayados con anonimato. Refugiados, rechazados, desaprobados, sobrevivientes. Con el dolor de la guerra cotidiana, pero con la grandeza de los valientes”.

Episodio 4: “Pollo al aceite“

Es una estación obligada. Más que por necesidad automotriz, es una necesidad de vida. Cómo ir al café, o leer el periódico. Pasar por “LubriCar” es una escala inevitable, si se habla de la Av. Bicentenario y sobre todo de Tres Cerritos.  Allá por la Primera Rotonda. Ciudad de Salta. 

Más que por su nombre, el lubricentro más famoso del pueblo, es reconocido por su dueño. Cabello al viento, barba de unos días, ojos claros, con un gran parentesco fisico de Peter Capusotto. 

Alfredo “Pollo” Brandenburg, es un icono del rubro. Más de treinta años con el oficio de mimar a cada auto, y a sus dueños desde detalles eléctricos hasta cambios de agua, filtros, aceites. Siempre con ese valor agregado de empatizar, que tienen los elegidos. 

Su modestia no le permite decir de más y es notable su consejo preciso y la capacidad de solucionar todos esos conflictos mecánicos y averías que la mayoría no sabemos resolver. 

Entre fluidos en manos, cuenta con simpatía, de sus primeros vehículos. Una moto Juki 90cc, dos tiempos. Un Fiat 600 74’. Por preferencia elige las dos ruedas. Comenta con nostalgias sus épocas de electricista a domicilio. Se sorprende con el paso del tiempo al recordar la edad de sus hijos. Pia, Vicky, Berna. Nombre con cariño a su mujer, Yeni. Sin decirlo, siente orgullo y emoción de la familia constituida. 

Transmite calma y honestidad. Tiene el don del encanto masculino. Eso de iniciar un diálogo, un simple contacto y pretender su amistad. Emana esa energía fraterna que viene de natalicio. De raíz. Es atento, cordial, muy noble. Cuando está con pocos clientes y ante el colapso de un fin de semanas mantiene su simpatía y entusiasmo. 

Anhela con ansias viajar por muchos lugares y lleva la música adherida a sus venas. Tan así, que hizo de DJ en fiestas y eventos, en su juventud, animando cumpleaños y casamientos. Admira a Queen y a Soda Stereo como bandas y a solistas como Charly García.

Luego de diez horas de jornada laboral, “El Pollo” enciende su moto y regresa al hogar. Tiene las manchas del oficio y el sudor de la dignidad. Las bocinas de la avenida en eco, indican un saludo a su persona. Más que saludo, es un agradecer. Más que persona, es un montón de virtudes y atributos en un mismo ser.