“El mecánico“, por Nico Cortes
“Unos relatos dedicados a ellos. Esos personajes que viven por las sombras, vestidos de silencios, maquillados por la oscuridad. Generalmente, a un costado del sistema, señalados por prejuicios, subrayados con anonimato. Refugiados, rechazados, desaprobados, sobrevivientes. Con el dolor de la guerra cotidiana, pero con la grandeza de los valientes”.
Episodio 6: “El mecánico“
“ Habrán de venir por la viña,
De todo tipo de color,
Habrán de venir más malos,
Más tibios y los con amor…
En el camino, habrá lastimados,
con heridas por sanar…
También habrán ángeles,
Para restaurar, para reparar…”
Es que aquel niño que simpatizaba por Boca Juniors y pateaba a la vez una pelota ovalada, por sobre todas las cosas del mundo, le gustaba arreglar. Meter manos y saber la descontruccion y la construcción de lo que fuese. Aún recuerda su Falcon Rural 81’ como su primer auto. Siente alegría de recordar cada detalle de ese carburador.
El mameluco azulado que se hace gris ya es parte de su piel. Alejandro “ Burro” Ceretti es un hombre en especie de extinción. Más que por su conocimiento mecánico, por tu templanza, por su valores, por su paciencia. Tiene el don de escuchar los motores y detectar fallas insospechadas. Afirma que la tecnología ayuda, la informática avanza pero cómo en todo oficio hay secretos y esa parte humana, artesanal, que es única.
El hombre trabaja sin cesar día y noche. Hasta por inercia. Madruga para ser parte del staff mecánico de Mercedes Benz, Rolcar, Salta. En sus pocos tiempos libres camina por el fondo de su hogar. También hay autos. También hay herramientas. Cada tanto se sienta, mate en mano, comparte con su mujer, el mejor de los escenarios. De allí protege visualmente a sus hijos Coni, Vicky, Mateo. Se siente bendecido. Transmite paternidad, protección.
Dentro de su notable humildad reconoce a Mercedes Benz como su preferencia de marcas de automóviles. Es objetivo, más allá de que lleva la insignia en sus prendas. Siente orgullo por Salta y encontró en Cerrillos, la zona del INTA, su lugar en el mundo.
El diálogo es fluido y amistoso. Habla con una sonrisa dibujada en el rostro, como una marca registrada de su gentileza. Parece tener desinterés por el vil metal, su perfil introvertido me conmueve y siento una conexión natural. Se brinda para quien lo necesite, sin distinción de clase social ni económica ni etnica ni religiosa.
“El Burro” Ceretti es el mecánico del pueblo. A veces siento que arregla la parte espiritual de los autos. Porque a los fanáticos de estas máquinas, a veces sentimos que tienen alma. Que laten, que respiran. Necesitan de afectos, de sentimientos. Muchos momentos creemos que una simple caricia puede cambiar o mejorar su andar, su performance.
Recuerda a sus padres como ídolos, ejemplos a seguir y maestros de la vida. Sueña con terminar su casa en constante construcción. Anhela ver a sus hijos realizados. Dicen los lugareños que en su inconsciente ve a gente varada en la ruta, buscando un auxilio, un mecánico. Y allí está él. Como un superhéroe. El mecánico de Dios, arreglando para mi y para vos.