Así fue el último adiós a Juan Gabriel

Al son de baladas y rancheras, bailando y cantando a todo pulmón, una multitud se congregó en el DF para despedir al cantante Juan Gabriel, el Divo de Juárez, fallecido hace nueve días. El punto de reunión era el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México. Las cenizas llegaron en un vuelo privado, algo que en el aeropuerto no está permitido, pero sí para él, que fue la excepción a tantas otras reglas no escritas. El avión que lo trasladó integra la flota presidencial.

El Palacio representa el recinto más importante dedicado al arte en dicho país. Allí actuaron María Callas, Plácido Domingo, y siguen los nombres. En los noventa, también él: la figura icónica de la cultura popular mexicana. En aquel momento, los sectores más conservadores elevaron sus quejas porque consideraban que un artista popular no debía cantar allí. Pero él cantó y su mito siguió creciendo. Allí también el país despidió a Frida Kahlo, Carlos Fuentes, Cantinflas, María Félix y Chavela Vargas. También fueron eventos populares. En esta oportunidad se estima que unas 700.000 personas se acercarán hasta hoy al Palacio para la despedida final. Al cierre de esta edición, las autoridades informaron que el Bellas Artes se encontraría abierto durante toda la noche. Cantaron temas suyos otros intérpretes populares reconocidos. También actuaron el tenor Fernando de la Mora, la Orquesta Sinfónica del Estado de México, el coro de Bellas Artes y un grupo de 20 bailarines comandados por un coreógrafo de Juan Gabriel.

Ayer a la tarde llovía en el DF. Poco importó a la multitud. Apenas llegó el cortejo fúnebre al Palacio ya había mariachis, y gente, y banderas, y llantos, y festejos, y banderines que se vendían a un dólar con su nombre, unas rosas blancas enviadas por Luis Miguel, imitadores suyos y todos los colores que él representó a lo largo de los años.