¿Cómo hacen otros países para desalojar piquetes en pocos minutos?

Conoce lo que explican especialistas locales e internacionales. Similitudes y diferencias con la Argentina.

Sociedad 16/04/2017

Infobae consultó a especialistas locales e internacionales para comparar cómo actúan las fuerzas de seguridad en otros países para "romper" piquetes. ¿Existen divisiones especiales? ¿Entrenan específicamente este tipo de conflicto? ¿A partir de qué momento se puede detener a un manifestante? ¿Hasta qué punto la cultura y la política influyen? ¿Con qué instrumentos cuenta la policía? ¿Se habla de represión?

Estados Unidos

Octavio Pérez, teniente coronel del Ejército retirado, explicó el procedimiento que usan: "Primero, se manda a la policía a regular, no una fuerza antimotines. Se les informa que la marcha no está autorizada y que no deben bloquear las rutas. Si eso no funciona y no se dispersan, se les vuelve anunciar que aquellos que estén bloqueando las vías serán arrestados. Los arrestos son a base de bloquear el tráfico o poner en peligro las vías".

Si esto no es exitoso para desalojar la protesta, se va escalando con la presencia policial: "Llega la policía antimotines y tanto ésta como el alcalde pueden decretar un toque de queda o mandar a dispersar. Si continúa escalando sigue hasta el SWAT, Guardia Nacional, etc".

Sin embargo, lo esencial que remarcó es que no existe una "cultura del corte" sino que en la mayoría de los casos se notifica sobre una potencial protesta y se espera a recibir la notificación de las autoridades. Y lo fundamental, en comparación a la Argentina, es que la gente marcha sobre las veredas supervisados por la policía local pero no cortan calles o rutas.

Pérez también contó que hay penas previstas para los involucrados: "Son cargos comunes de leyes de tránsito: interrumpir la vía, entorpecer el tráfico, poner en peligro peatones y vehículos. Estos son delitos en menor cuantía. Ahora si lanzas piedras a vehículos, quemas un vehículo o realizas daños a la propiedad ajena ya te buscas cargos de felonías".

El abogado y ex fiscal en lo Criminal Martín Etchegoyen Lynch señaló que  "las protestas no son tan comunes como en Argentina" pero que sí existe allí un grupo especial de la policía entrenada en "crowd control" (control multitudes). y "todo protesta debe ser previamente autorizada por la Ciudad", que luego la notifica al público y la monitorea: "De ninguna manera se acepta gente con armas o palos".

El equipamiento de las fuerzas de seguridad también es más avanzado. "Lo más nuevo es el uso del disparador de ondas sonoras focalizadas, que aturde y hace que el target necesite alejarse del lugar. También el 'cañón' de microondas, que produce en el target una sensación de quemadura que no es real pero que se siente real y hace alejar y dispersar a quienes les es aplicado".

Algo que destacan los tres especialistas consultados es que la frecuencia de manifestaciones en Argentina es algo no habitual,

"Se naturalizó que una protesta válida, cualquiera que sea, permita el avasallamiento de los derechos de los ciudadanos ajenos a la protesta, por ejemplo con cortes de calles y rutas. Por años, las fuerzas de seguridad no fueron autorizadas a actuar, pese a que en la mayoría de los casos constituían delito. A la vez, la falta de fuerzas especiales modernamente equipadas y/o la falta de entrenamiento en control de multitudes hizo que en las pocas actuaciones policiales que han actuado terminaran con heridos de ambos lados.

México

El libro La fuerza de la razón y la razón de la fuerza hace referencia a las convenciones internacionales a las cuales deben ajustarse todos los países a la hora de lidiar con manifestaciones. Uno de sus autores, Edgardo Buscaglia, repasó con Infobae la actualidad de ambos lugares, y dejó en claro que ninguno de los dos las cumplen.

"En México hay una excesiva represión donde se han utilizado armas de fuego, se los ha encarcelado usando tipos penales, desde terrorismo hasta delincuencia organizada, a manifestaciones sociales. En Argentina hay permisividad exagerada, donde tampoco se cumplen con los estándares internacionales ", explicó Buscaglia, quien además es director del Centro de Derecho Internacional y Economía del Desarrollo.

Las convenciones, que Argentina firmó, establecen un marco regulatorio, Por ejemplo, constituye que a los policías de todos los países se los debe entrenar con una técnica internacional para "romper" los cortes. También las armas que los agentes pueden portar, las cuales varían si los manifestantes están desarmados o tienen palos. Por supuesto, existe una mención al alegato constitucional que tiene el bloqueo de vías públicas, ya que se violan los derechos de las personas que transitan: "Hay maneras de usar la fuerza sin reprimir para garantizar el tránsito. Eso Argentina no lo aplica", sostuvo Buscaglia.

El especialista aclaró que el caso de la Argentina se explica debido a que hay "hipersensibilidad con el actuar de la policía" por lo sucedido durante la última dictadura militar: "Antes se cometían crímenes y ahora hay vacíos de autoridad. Si hay que pecar, prefiero el del vacío. Pero Argentina debería aspirar a una posición más equilibrada".

Entre los países que mejor actúan en estas situaciones, marcó los casos de Suecia y España que "han mejorado mucho su desempeño a raíz de la firma de convenios"

Brasil

Aquí la situación es similar a la Argentina, sobre todo porque la mayoría de los cortes son generados por motivaciones políticas. Marcos Alan Ferreira, docente de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de Paraíba, reveló que en Brasil es "bastante común" que la policía desaloje un piquete, pero aclaró que "en general es necesario que haya violencia por parte de un grupo antes".

En los estados donde las protestas son más comunes, como Brasilia o San Pablo,  las fuerzas están entrenados exclusivamente para perfeccionar estos operativos.

La detención de manifestantes puede suceder "a partir del uso de violencia como destrucción del patrimonio o lesión a otras personas" pero Ferreira también advirtió sobre algunas injusticias.
Los instrumentos que suelen utilizar los oficiales en Brasil son balas de goma, gases lacrimógenos y camiones hidrantes, estos últimos más comunes en San Pablo.

Una de las mayores similitudes con la Argentina es la frecuencia con que hay manifestaciones. Ferreira estimó que durante el impeachment de Dilma Rousseff había más de 50 por mes y en la actualidad hay 10 en promedio.
Francia
La fuerza de orden y antimotines en el país galo son las Compañías Republicanas de Seguridad (CRS). Excelentemente equipados, suelen aparecer ante cada manifestación y tienen como finalidad disuadir la protesta, evitando llegar a una confrontación. Se caracterizan además por llegar en tiempo récord al lugar de los acontecimientos.
Su entrenamiento y equipamiento dista mucho de lo que solemos ver en la Argentina. Para empezar, solo destinados a esta unidad hay 13 mil oficiales. Aunque muchas veces criticados, suelen usar la fuerza para "romper" protestas. Si están en movimiento, junto a los guardias se desplazan todos los servicios que necesitan para operar con el objetivo de que puedan reaccionar ante cualquier imprevisto.
 
El licenciado en Ciencias Políticas y especialista en seguridad Diego Gorgal explicó que la cantidad de piquetes en cada país va de la mano con el nivel de conflictividad de la sociedad. No obstante, aclaró que fuera de la Argentina no sucede que "cualquiera puede hacer cualquier cosa en la calle" y lo relacionó con la crisis del 2001, cuando la manifestación se impuso como una "regla".
policia francesa
"No son las mismas realidades en Europa, Latinoamérica o Asia. Hay movilizantes a nivel económico, social y político. Por ejemplo, en Europa los últimos cinco años hubo muchas marchas antiglobalización. En Argentina lo llamativo es la frecuencia y que cualquiera puede hacer lo que quiera", resumió Gorgal.

En nuestro caso, el referente en Seguridad del Frente Renovador también cargó contra los gobiernos de turno: "La política, de todos los signos políticos, ha sido condescendiente".

Asimismo, consideró que hablar de represión "no tiene sentido" porque "no se está discutiendo nada" ya que "no se puede opinar en general porque depende mucho del contexto". Y sentenció: "Es parte de la pobreza del debate".

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