Aseguran que el cura denunciado por abuso sexual reconoció los hechos

La iglesia católica vuelve al centro de las miradas por un nuevo caso de abuso sexual, el acusado, Emilio Lamas, se desempeñaba a cargo de la Parroquia de Rosario de Lerma, la víctima Juan Carlos García tenía 16 años cuando, según denunció, el cura lo violó en El Alfarcito. El hombre habría reconocido el gravísimo delito.

Su testimonio es desgarrador, la fiesta patronal en 1991 quedó marcada en su memoria. Los abusos continuaron por un tiempo, mientras él pedía ayuda pero ni su madre, ni las monjas Clelia, Celestina y Eva que no le creyeron. Desesperado huyó de la iglesia.

Luis Segovia es el abogado de la víctima, por FM Aries contó que el hecho comenzó con la denuncia  de una vecina de Rosario de Lerma que llevó su testimonio al Tribunal Eclesiástico conducido San Cristobal. “A partir de allí citaron a declarar a la víctima, contó lo que ocurrió en esos años, grabó su testimonio por miedo a que no le crean. Lamas reconoció los hechos en su declaración eclesiástica, hay audios que lo confirman”, contó.

Buscando el amparo de la justicia radicaron la denuncia penal, que aseguran está estancada. “Hemos incorporado nuevas pruebas y hemos tomado la decisión de difundir este caso para que la justicia tome dimensión, es un caso documentado, que tiene testigos se puede reconstruir lo que le pasó al señor García en el 1991”, aseguró el letrado.

Finalmente aseguró que: “Lo que sabemos del sacerdote es que se lo trasladó a Villa Monte Bolivia. Reconoció los hechos en su declaración eclesiástica. De forma extra oficial nos dijeron que  estaría suspendido en sus funciones, pero no sabemos dónde está. Investigan si hay otros casos. Hubo un intento de soborno durante el juicio eclesiástico,  porque se sabe que hablaron de un posible arreglo para que esto no salga a la luz”.

En medios locales la víctima aseguró que le “arruinaron la vida”. “El acceso carnal fue una sola vez en Alfarcito, pero los abusos se dieron en varias oportunidades, porque cuando era el momento de la sacristía me arrinconaba y me manoseaba, inclusive con el hábito puesto”.