Los integrantes y la modalidad de operar de "la banda del escribano"

Una organización integrada por 9 personas, entre ellos un conocido escribano y un empleado de la Dirección de Inmuebles fue descubierta. Los nombres de todos los delincuentes. Así operaban.

Policiales 11/04/2014

De todos ellos, sólo tres se mantienen prófugos. Los otros, en tanto, comenzarán a ser indagados.

Según las actuaciones judiciales de la Fiscalía de Delitos Económicos Complejos, a cargo de Guillermo Akemeier, la banda estaba liderada por Víctor Hugo Juárez Ortíz, conocido por sus secuaces como “doctorazo” y Dante Roque Vázquez.

Los otros implicados fueron identificados como Leonardo De Singlau, Clemencia Vicenta Rodríguez, Daniel Alejandro Jáuregui, Marta Elena Tassano, Roberto Oscar Panelo, Hugo Agustín Valenzuela y el escribano, Sergio Juan Vélez.

Tassano y Vélez, por su avanzada edad, solamente fueron identificados, mientras que Valenzuela, Jáuregui, Rodríguez y De Singlau, se encuentran detenidos. Juárez, Vázquez y Panelo, aún restan ser capturados.

Las detenciones y allanamientos fueron realizados por la Brigada de Investigaciones en distintos domicilios de esta ciudad y de Chicoana.

Cómo operaban

La banda operaba mediante documentación falsa de viviendas abandonadas, las cuales ofrecían en venta al mejor postor, se logró a partir de una investigación llevada adelante por la Fiscalía de Delitos Económicos Complejos a fines del año pasado.

Las actuaciones se iniciaron por distintas denuncias, entre ellas la realizada por Jorge Martorell, quien había denunciado la venta de dos propiedades suyas a través de documentación falsa, incluido un expediente por un juicio sucesorio, pues los estafadores lo habían declarado muerto.

Para poder dar con todos los integrantes de la banda, el fiscal, Guillermo Akemeier, ordenó la intervención telefónica de uno de los acusados, quien inicialmente había sido denunciado por el delito de daño, pues había irrumpido en una casa, supuestamente abandonada, para hacer arreglos de albañilería y luego venderla.

En esas circunstancias, el verdadero propietario apareció y tras denunciarlo, la maniobra quedó al descubierto. Según las investigaciones, la banda estaba muy bien organizada, pues cada uno de sus componentes tenía una tarea específica.

Trascendió que Rodríguez y Tassano, entre otras funciones, eran las encargadas de informar sobre viviendas en estado de abandono. Tras este reporte, Vázquez y Juárez dirigían al resto de la banda instrucciones detalladas.

Valenzuela, empleado en la sección de Títulos de la Dirección de Inmuebles, era el encargado de cotejar las cédulas parcelarias de la vivienda marcada, documento que luego adulteraban a nombre de uno de los integrantes, quien iba a parecer como el vendedor.

Vélez, conocido por sus andanzas en el rubro de estafas, ayudaba en el armado de la operación inmobiliaria.

De Singlau era el encargado de falsificar los documentos, mientras que Jáuregui solía hacer de usurpador.

Fuente: Nuevo Diario de Salta

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