¿Hay que lavar el pollo antes de cocinarlo? Los profesionales de la seguridad alimentaria y las autoridades sanitarias lo desaconsejan. El motivo es que esta práctica puede contribuir a propagar bacterias y el riesgo de contaminación cruzada. Hay que manipular el pollo crudo con cierto cuidado para evitar intoxicaciones alimentarias.
“Lo que hacemos si lavamos el pollo bajo el grifo es esparcir los microorganismos con el agua, y la humedad contribuye al crecimiento de las bacterias”, explica Lluís Riera, director de SAIA, consultora de seguridad alimentaria.
En el caso de las carnes crudas, además, hay que tener en cuenta que buena parte de los microorganismos están en las vísceras de los animales. “Por lo tanto, cuanto más pequeño es el animal, más cerca de la carne están las vísceras, y más fácil será que pasen los microorganismos a la carne. En una carne de animal pequeño, como por ejemplo la de pollo, puede haber más microorganismos que en la pieza de un animal grande”, señaló el experto.
En el mismo sentido se expresa la farmacéutica experta en industria alimentaria y divulgación Gemma del Caño: “La carne de ave comporta potencialmente más riesgo que la roja: Yersinia, Campylobacter o Salmonella son los patógenos más frecuentes que podemos encontrar. ¿Y si lavamos la carne no se acaba el problema? ¡La respuesta es rotundamente no! La carne no se tiene que lavar, puesto que, al hacerlo, las bacterias se pueden dispersar por la pica, los enseres o el mármol de la cocina y provocar una contaminación que antes no estaba”.
La única manera segura de eliminar las bacterias es cocinar el pollo a una temperatura adecuada. “Estas bacterias se eliminan con el calor”, apunta Del Caño.