En horas de la mañana de la jornada de hoy, el ejército ruso bombardeó una nueva fábrica militar en las cercanías de Kiev, un día después de haber anunciado que iban a intensificar la ofensiva contra la capital ucraniana.
Por su parte, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, reiteró a las potencias occidentales que pueden "hacer la guerra mucho más corta" si suministran las armas que su país les solicita.
Igor Konashenkov, portavoz del Ministerio de Defensa ruso, señaló que "las tropas de misiles y artillería destruyeron 811 instalaciones" en el último día, según declaraciones citadas por la agencia de noticias Sputnik.
La información fue confirmada en el terreno por la agencia de noticias AFP que dio cuenta de que un importante número de militares y policías acudió para impedir el acceso al complejo industrial.
Según los anuncios del alcalde de la capital, Vitali Klitschko, habría al menos un fallecido y varios heridos.
"Nuestras fuerzas hacen todo lo posible para protegernos, pero el enemigo es insidioso y despiadado", dijo el dirigente.
Asimismo, pidió una vez más a los habitantes que se fueron de Kiev que no regresen todavía y permanezcan en un "lugar seguro".
El viernes, un misil ruso tuvo como blanco otra fábrica en la región cercana a la capital que fabricaba misiles Neptune, los mismos que el ejército ucraniano dijo haber utilizado para hundir el "Moskva", el buque insignia de la flota rusa que se encontraba en el Mar Negro.
Tras aquel ataque ucraniano, el Kremlin alertó que iba intensificar su ofensiva contra la capital "en respuesta a todos los ataques de tipo terrorista y a los sabotajes perpetrados en territorio ruso", explicó Konashenkov.