Javier Saavedra, de 33 años y sindicado como el principal acusado por el asesinato de Jimena Salas, ocurrido el 27 de enero de 2017, fue trasladado de la Alcaidía Judicial a la Unidad de Graves Atentados contra las Personas, donde recibió una segunda imputación penal, en este caso por el delito de tentativa de homicidio calificado por alevosía y por estar dirigido a un integrante de una fuerza de seguridad.
Según lo que pudo conocer InformateSalta, la imputación fue formalizada por el fiscal penal 2, Rodrigo González Miralpeix, quien había fijado la audiencia a partir de las denuncias radicadas por dos de los cuatro policías que llevaron a cabo el traslado de Saavedra, desde Tartagal a esta ciudad.
Acompañado de su abogado defensor, Marcelo Arancibia, quien confirmó la nueva acusación de su defendido, Saavedra escuchó, en menos de una semana, la segunda imputación penal, tal vez tan grave como la formalizada el fin de semana pasado, como autor del asesinato de Salas, ultimada a cuchilladas en su casa del barrio San Nicolás, de la localidad de Vaqueros.
La fiscalía le detalló la acusación, la cual tuvo como eje central el relato que dieron el oficial y el suboficial a cargo del traslado del acusado, diligencia que se cumplió el miércoles pasado, a bordo de una camioneta Toyota Hilux y otra, una Chevrolet S-10, que iba de apoyo.
El oficial sostuvo que salieron a las 10:30 de Tartagal, con el acusado en la parte trasera de la Toyota, en medio de dos policías, mientras que adelante iba el chofer y un acompañante, mientras la S-10, lo hacía por detrás con otros cuatro efectivos.
Cuando tomaron la ruta 34, a la altura del kilómetro 2, según surge del relato, Saavedra, que iba con los dos brazos hacia adelante, vio venir por el carril contrario un camión de grandes dimensiones, circunstancias en que tomó el brazo del conductor.
En esos instantes, que fueron poco más de 10 segundos, los cuatro policías vivieron momentos de zozobra, pues lo que Saavedra buscaba era provocar un accidente, y para ello empujó al chofer para que perdiera el control, no obstante, el conductor logró aferrarse al volante y se mantuvo en su carril.
Rápidamente reducido
En tanto, sus compañeros lograron apretarle el cuello a Saavedra para que, de esa manera, suelte el brazo del chofer, con lo cual retornó la calma. Luego, se dieron con que el detenido había logrado desprenderse el cinturón de seguridad, el que le fue colocado al partir, como sucedió con todos los policías que viajaban.
Para la fiscalía, Saavedra desplegó esta conducta temeraria de manera alevosa y sin tener en cuenta que sus víctimas, eran integrantes de una fuerza de seguridad, lo que agrava la figura penal, siendo su único objetivo lograr la impunidad con la fuga de sus captores.
Según trascendidos de la defensa, Saavedra habría negado todo y, en su defensa, sostuvo que fue víctima de apremios por parte de los policías, estrategia que no tuvo mucho asidero, pues las lesiones que presentaba el chofer del móvil en su brazo derecho coincide con el relato de los denunciantes.
Para el fiscal, cometió deliberadamente el accionar relatado por los dos policías con “el fin de producir un gran siniestro vial que acabara con la vida de quienes iban en sendos vehículos, lo que no pudo concretar gracias al rápido accionar del personal policial”.
Para ello, el acusado realizó “una maniobra a traición, por la espalda, actuando de sobre seguro y eliminando las posibilidades de defensa de la víctima, lo que no pudo concretarse gracias a la intervención de terceros –personal policial–, que en una maniobra que llevó varios segundos pudieron reducir al imputado”.
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