Se entregó Romero

Ayer vencía un plazo en la Corte de Justicia para que el ex gobernador Juan Carlos Romero evite declarar en las causas abiertas en su contra.

Justicia27/09/2013

A menos de un mes de las elecciones en donde sabrá si sigue o no en el Senado Nacional y con fueros, Juan Carlos Romero parece haber tomado cabal conciencia de que el hilo que lo sostiene al poder se le está cortando. 

Ayer vencía un plazo en la Corte de Justicia para que presente los papeles para llevar a la Corte Suprema de Justicia de la Nación su estrategia para evitar declarar en las causas abiertas en su contra. Pero, a su abogada o a él, se le olvidó presentar los mismos y con ello, quedó en firme la decisión de la Corte de Justicia que, por mayoría y con un único voto en contra, había dicho que debería declarar sin ampararse en fuero alguno, tal cual lo dispone la Ley Nacional de Fueros. 

No hace falta ser buen lector para entender que en cierta medida Romero ha resuelto entregarse, como hacen los pescados cuando dejan de luchar luego de ser atrapados por el anzuelo, si vale la comparación apropiada para el caso de este fanático de la pesca con devolución. 

Romero sabe que Alfredo Olmedo lo está superando y lo va a dejar sin su banca y sin fueros en las próximas elecciones del 27 de octubre. 

Por eso es que dejó vencer un plazo clave que lo pone a las puertas de tener que ir a un juzgado y el ex gobernador, a punto de ser ex senador nacional y heredero del poder político y económico de don Roberto Romero, tener que sentarse como cualquier hijo de vecino ante a un juez a tratar de explicar los tejes y manejes de su paso por la administración pública. 

La causa en la que tendrá que declarar finalmente es conocida como "La Ciénaga". Se inició por la compra de tierras para la construcción de viviendas sociales en un sector que no sería apto ni para construir una cucha de perro, pagando por ello un jugoso sobreprecio a una empresa donde el propietario era, justamente, el propio ex gobernador. 

Será que después de tanto tiempo de ampararse en los fueros por su condición de senador nacional, tanto tiempo de ampararse en un apellido que metía miedo, Romero ha comprendido que su tiempo se ha acabado. La inmunidad y la impunidad, siempre termina un día.

Por: JIR

Fuente: Columna de opinión

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