Se trata de Rosa Aranda, una mujer de aproximadamente 46 años, quien vivía junto a sus dos hijos, de 10 y 13 años, en una vivienda ubicada en barrio Solidaridad, en la zona sudeste de la ciudad.
Hace poco tiempo le había alquilado una habitación a su victimario para mejorar la economía familiar. “Era un inquilino nuevo, estaba alquilando habitaciones que tenía en el fondo como para tener una entrada”, expresó una vecina.
Además, Rosa vendía bollos y trabajada de costurera para poder ganar algún dinero extra y salir adelante. “Como mamá, me duele muchísimo, era una señora, una mamá que día a día trabajaba mucho, me da mucha pena, porque viene alguien y le arrebata la vida así de un día para el otro”, dijo en Multivisión.
“Éramos buenas vecinas, porque cuando nos faltaba algo a una, nos pedíamos, nos hacíamos los favores, mírame la casa, me voy un rato, ella para conmigo y yo para ella, me duele mucho, ella vivía con sus dos nenes más chicos”, expresó.