El uso del sildenafil, la medicación que es conocida popularmente por el nombre comercial Viagra, se ha popularizado en los últimos años.
No en pocas ocasiones es posible acceder a los comprimidos sin una receta médica o por unidad en algunas farmacias.
Por su mito de garantizar la erección masculina, personas que no tienen disfunción eréctil por algún problema orgánico, apelan a este medicamento para no ver resentida “su virilidad” durante sus relaciones sexuales.
La sexóloga y educadora en sexualidad Analía Lilian Pereyra (MP: 1773) señaló que, si bien desde un principio se relacionaba al Viagra, con adultos mayores a 50 años, preocupa la práctica que se da en algunos jóvenes por la combinación del alcohol con la ingesta de esta medicación.
“Para los varones el tema de la disfunción eréctil es muy estigmatizante. Lo sienten como que pierden su condición de virilidad. Y hay muchos que compran y prueban el Viagra, sin ir al médico. Lo que viene pasando y he leído investigaciones al respecto, es que estamos viendo a jóvenes de 18 o 20 años, que consumen alcohol y luego toman esta medicación para tener un encuentro sexual”, explicó la licenciada Pereyra ante la consulta.
“Ocurre que el alcohol en grandes cantidades afecta la función sexual porque es un depresor del sistema nervioso central. Y si pueden acceder a la medicación y saben que van a consumir bebidas alcohólicas, algunos jóvenes han tomado la costumbre de tomar también un comprimido de sildenafil por las dudas, lo cual, independentemente de su juventud, tiene efectos en su salud”, aseguró.
El uso de esta medicación (sildenafil o tadafilo) debe ser dada por un profesional y con previos estudios clínicos, insistió Pereyra y desaconsejó su mezcla tanto sea con alcohol como con otras drogas. “También es necesario decir que tampoco produce una ´super erección´. Esto es un mito. Lo que hace es irrigar más sangre al pene, pero si no hay estimulación y deseo, no hay medicación que funcione”, enfatizó.
También precisó que puede no haber respuesta a la ingesta. “Puede que se lo esté empleando incorrectamente o que no se cuente con la estimulación sexual suficiente. Que no se utilice una dosis adecuada y no esperar una cantidad de tiempo suficiente entre la toma de la medicación y el intento de coito”, ejemplificó. También explicó que los alimentos pueden afectar la absorción de esta medicación, por lo que una comida -en particular grasa- puede influir en que no produzca el efecto esperado.
Motivos y efectos
“Desde mi perspectiva, los jóvenes consumen Viagra por la anticipación al fracaso, mediada por la ansiedad ante un encuentro con alguien desconocido. Y, aunque se encuentren en una relación estable, lo consumen por miedo a no tener una erección y quedar mal, un posible enojo de su pareja y situaciones similares, que se dan especialmente en personas de entre 20 y 40 años”, comentó la sexóloga.
Por lo tanto, la profesional advirtió los efectos preocupantes que puede tener la combinación del alcohol y la llamada “píldora azul”, o su eficacia tras una comida abundante.
“Hay visiones distorsionadas en torno a su eficacia. Por ejemplo, creer que apenas la toman tienen la erección, que al tomarla la erección será muy potente y que no necesitará ningún estímulo. Si un joven sin ningún problema de vascularización toma la pastilla, no le va a provocar nada, si no tiene disfunción eréctil no provoca cambios”, expresó contundente la sexóloga.
“Hay personas que pueden comprarse el Viagra, tomar una, dos o tres cápsulas y no tener una erección. Yo recibo pacientes que me han dicho que ´no le produce nada´. Y es que no se trata de una pastilla mágica. Influyen varias cuestiones como lo que se come, bebe, la edad, el estrés, los condicionamientos psicológicos y muchos más. Y lo que se viene dando es que hay personas que no tienen disfunción eréctil por una patología orgánica, que lo consumen sin consulta médica por no lograr una erección, cuando los motivos pueden ser múltiples”, advirtió.
“Encontrarse con otra persona es un acto que te demanda energía y conexión, disfrutar de las sensaciones, las caricias, los besos. No es necesario que haya una penetración vaginal. Ocurre que somos una sociedad con una mirada coito-centrista”, argumentó Pereyra. Y señaló: “En mi consultorio, las difusiones eréctiles que veo son psicológicas. Y varios vienen derivados del médico urólogo, que cuando comprueba que el motivo de la falta de erección no es orgánico”.
“Mi recomendación es que ante una disfunción, antes de tomar Sildenafil o Tadalafil, cuyas formas de ingesta son diferentes, primero acudan a un profesional médico y se realicen los análisis correspondientes. Recién después de la consulta, si el médico lo aconseja, pueden consumirlo. Y también es recomendable hacer una terapia sexual para ver qué está pasando, qué factores pueden influir en la falta de erección. Porque nuestra sexualidad no depende de una pastilla”, concluyó. /MDZ Online