En plena charla con sus fans, el piloto de Fórmula 1, Franco Colapinto, dejó esperando a una fanática que le estaba haciendo una consulta. “Perdón, tengo TDAH”, se excusó. Inmediatamente la noticia dio vuelta al mundo y creó mucha sorpresa. Aunque el trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos neuroconductuales más comunes de la niñez, no son mayoría las personas que conocen de qué se trata y la importancia de un diagnóstico precoz. De hecho, muchos pacientes no llegan en forma temprana a un tratamiento y sufren discriminación.
El psiquiatra Julio Rodríguez Aráoz explicó que el TDAH es un trastorno del neurodesarrollo que se presenta en niños, en adolescentes y en adultos. “Es para toda la vida y actualmente se está hablando de atención divergente, para no hablar de déficit o trastorno, sino de una condición, una forma diferente de atención”, aclaró.
El TDAH, según especificó, se caracteriza por desafíos en la atención, por la presencia de hiperactividad, impulsividad, y a veces está asociado también alteraciones en el estado de ánimo y la autoestima. “No es un trastorno del aprendizaje, pero el aprendizaje siempre se ve comprometido por estos desafíos en la atención y a nivel conductual. Son chicos movedizos, que contestan con prisa, con poco tiempo de espera, con poca paciencia, que les cuesta mucho copiar las tareas de la escuela, pierden lápices y otros útiles. Tienen, por estas cuestiones conductuales, mucho rechazo social, y eso compromete su bienestar”, describió.
El fundador de “Universo TEA” (donde se brinda asesoramiento a las familias), detalló que el diagnóstico de TDAH se hace en base a una buena historia clínica donde se evalúa al paciente en múltiples áreas: cómo se desempeña en la escuela, en la casa y en sus actividades de la vida diaria. “Evaluamos la tensión, la impulsividad, la hiperactividad. El TDAH no se ve en un laboratorio, en una resonancia ni en un electroencefalograma. A veces se piden estudios, pero solo para buscar si hay alguna patología asociada”, puntualizó.
“En la medida que los chicos crecen también podemos tener desafíos sociales más importantes, hay mucha deserción escolar, especialmente en los que están en la secundaria. Se ha visto que hay un incremento de la posibilidad del consumo problemático de sustancias en la adolescencia. Se incrementan los trastornos de ansiedad y del estado de ánimo, y ya en la edad adulta también hay dificultad para mantener relaciones de pareja, una educación universitaria y un trabajo”, precisó.
El TDAH requiere de un tratamiento interdisciplinario que contempla aspectos farmacológicos y no farmacológicos. “La mayoría de los pacientes van a necesitar medicación; más del 80%, y son casualmente los que tienen una evolución mucho más positiva. Esto bajo ningún concepto busca la medicalización de las infancias, sino todo lo contrario, es el aceptar que en el TDAH yo tengo un descenso de los niveles de los neurotransmisores, dopamina y noradrenalina, en la corteza prefrontal del cerebro, y que no los voy a compensar de una manera sencilla sino es a través de medicamentos”, sostuvo. No obstante, recalcó que el tratamiento no farmacológico es fundamental: el apoyo pedagógico, psicoterapéutico y el de otros profesionales, depende de cada niño.
Según los informes, la incidencia de esta enfermedad es bastante alta y viene en aumento en los últimos años. Uno de cada 10 chicos o uno de cada 20 tiene TDAH. “Si te ponés a pensar, en un aula promedio vos tenés la posibilidad de encontrar uno o dos chicos con déficit de atención. Por eso es importante el diagnóstico precoz, la intervención oportuna”, explicó el psiquiatra.
“La tasa aumentó y es porque se están diagnosticando más casos. También se están investigando los factores genéticos en relación con el ambiente como causa del déficit de atención”, recalcó. Aunque admitió que todavía muchos chicos están siendo tratados en forma tardía. Ni hablar del caso de los adultos, que en muchos casos llevan años conviviendo con este trastorno sin tener un diagnóstico ni tratamiento.
Precisamente ese es uno de los puntos que más les preocupa a las agrupaciones de padres que tienen hijos con TDAH. Además del sufrimiento que tienen a diario porque sus hijos padecen discriminación en los colegios y escuelas y en las obras sociales. Son etiquetados como malcriados, indisciplinados y vagos”, sostuvo Fernanda Salvatierra, que coordina el grupo “TDAH Mi mundo naranja y su diversidad”, conformado por unos 100 padres.