El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, generó un revuelo internacional con su intención de tomar control de Groenlandia, un territorio autónomo de Dinamarca estratégicamente ubicado en el Ártico.
Según informó Ámbito.com, este movimiento provocó reacciones inmediatas del Kremlin y otras potencias globales, que observan con atención el interés de Washington por esta región rica en recursos naturales.
Dimitri Peskov, portavoz del Kremlin, afirmó que Moscú está monitoreando de cerca los comentarios de Trump sobre Groenlandia y el Ártico. "Es una zona estratégica para Rusia, donde estamos presentes y seguiremos estándolo", señaló. La región es clave para Rusia debido a sus recursos minerales, rutas comerciales emergentes y su importancia militar.
Mike Waltz, asesor de seguridad nacional de Trump, subrayó la importancia del Ártico para la seguridad nacional estadounidense, mencionando la creciente presencia rusa y china en la región. Waltz destacó que Groenlandia, con sus vastos recursos minerales y proximidad geográfica, es esencial para mantener la ventaja estratégica de Estados Unidos en el Ártico.
Trump, por su parte, dejó abierta la posibilidad de emplear medidas económicas o militares para adquirir Groenlandia. Esto recuerda su propuesta de compra durante su primer mandato, rechazada por Dinamarca, que ejerce soberanía sobre el territorio.
El primer ministro groenlandés, Mute Egede, reiteró que la isla no está en venta, aunque manifestó su disposición a cooperar con la administración estadounidense y la OTAN.