



Un importante operativo de Control Comercial culminó con el decomiso de aproximadamente 1500 kilogramos de mercadería en mal estado en un supermercado ubicado en la zona norte de la ciudad, según se pudo detectar en una intervención hecha durante el fin de semana pasado.
Según informaron desde la Municipalidad, entre los artículos retirados de las góndolas se encontraban fiambres, salchichas, leches, yogures, mantecas, quesos, cremas de leche y sus derivados. La inspección constató la pérdida de la cadena de frío en estos alimentos, lo que los tornaba no aptos para el consumo humano.
Este operativo se originó a raíz del incumplimiento en el pago de una multa anterior impuesta al mismo supermercado durante los controles de Pascuas. En aquella ocasión, el local ya había sido notificado por suspender la cadena de frío de productos refrigerados, labrándose un acta de infracción y decomisándose algunos artículos.
Ante la falta de respuesta al pago, el Tribunal de Falta ordenó una nueva inspección. Ahora, se procedió a la clausura preventiva del establecimiento y la aplicación de una multa.
Durante el reciente control, los inspectores no solo confirmaron la persistente falla en la refrigeración de los lácteos y embutidos, sino que también detectaron problemas de temperatura en productos avícolas y pastas frescas. Estos alimentos presentaban signos de deterioro al encontrarse a temperaturas cercanas a los 25°C, muy por encima del rango seguro para su conservación.
Tras el decomiso de los 1510 kilogramos de mercadería, que llenaron 85 bolsas grandes precintadas y fueron posteriormente desnaturalizados, los responsables del supermercado abonaron la multa impuesta. En los días siguientes, inspectores de Control Comercial regresaron al local para verificar la reparación de los sistemas de refrigeración, paso necesario para considerar el levantamiento de la clausura preventiva.

Desde la Municipalidad recordaron la importancia crucial de mantener la cadena de frío en los alimentos perecederos, especialmente en el rango de temperatura entre 4°C y 60°C, conocido como la "zona de peligro" para el crecimiento bacteriano. La interrupción de esta cadena convierte a los productos en potenciales transmisores de Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETAs), representando un riesgo significativo para la salud pública.












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