Clelia María Galarza, de 87 años, fue hallada sin vida en su casa del partido bonaerense de Merlo. El caso dio un giro inesperado tras la autopsia: la mujer fue asesinada por asfixia y el principal sospechoso resultó ser su bisnieto de 17 años.
Un hallazgo sin signos de violencia
La hija de Clelia fue quien llamó al 911 tras encontrarla muerta en su vivienda. En un primer momento, la Policía no detectó señales de violencia ni robos en la propiedad. Todo parecía estar en orden.
La autopsia cambió el rumbo de la investigación
La situación cambió drásticamente cuando la autopsia, realizada el 20 de mayo, reveló la verdadera causa del fallecimiento: asfixia mecánica y hematomas en el rostro. El caso fue recaratulado como homicidio por la UFI N°5.
Pistas clave y contradicciones familiares
Durante la investigación, se encontró ropa con sangre cerca del domicilio. Las sospechas se centraron en la familia de la víctima. Tanto su hija, como el yerno, la nieta y el bisnieto fueron interrogados, pero sus versiones no coincidían. Nadie pudo explicar por qué la casa no estaba forzada, considerando que solo ellos tenían acceso.
La clave fue una prenda del adolescente con rastros de sangre coincidentes con los de su bisabuela. Además, el joven no supo explicar sus movimientos en las horas previas al hallazgo. La Fiscalía de Responsabilidad Penal Juvenil 01 de Morón ordenó su detención. Fue arrestado por personal del Grupo Táctico Operativo mientras caminaba cerca de su casa.
El joven fue acusado de homicidio agravado por el vínculo. /Infobae
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